Luna

El Ángel de Tudela emprendió el vuelo

1270624893.jpg

Con aplausos, respeto y no poca admiración recibieron los tudelanos a Pablo Sanz, el niño de siete años que el pasado Domingo de Resurrección protagonizó una de las ceremonias con más tradición y arraigo en la ciudad: la Bajada del Ángel.

Miles de personas presenciaron este acto en el que Pablo puso en práctica todo lo aprendido durante meses de ensayos. Así, sin nervios y tras anunciarle a la Virgen que su hijo había resucitado, le quitó el velo que le cubría el rostro para colocárselo sobre el hombro y emprender el vuelo de regreso a la Casa del Reloj, que volvió a ejercer de cielo.

Una mañana muy larga

Tras convertirse en el centro de todas las miradas, Pablo encabezó una procesión que, con la escolta de la Guardia de Honor de los Alabarderos de San Juan Bautista, le condujo hasta la Catedral. Fue allí donde, acompañado por sus familiares y numerosos tudelanos, recibió la Primera Comunión.

Aunque la Bajada del Ángel dio comienzo a las nueve de la mañana, la jornada dio comienzo mucho antes para Pablo. Tras levantarse sobre las seis de la mañana, el pequeño se dirigió hasta la casa de la familia Vallejo-Arregui (organizadores del acto) donde, tras compartir desayuno con otros niños que han encarnado este papel, le fue colocado el traje de ángel, en el que no faltó el tradicional corsé y las alas de plumas que caracterizan a este personaje.