Tarazona

Desayuno inadecuado

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La tradición popular le concede el beneplácito de “la comida más importante del día”. Sin embargo, los hábitos alimentarios de las primeras horas del día están marcados por una costumbre demasiado extendida: comer de manera escasa y desarreglada. Desde este punto de vista, Javier Aranceta, presidente de honor del V Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada, advierte que “la calidad del desayuno impacta sobre el nivel de atención de la persona a lo largo de la mañana”.

Esta sentencia conlleva una serie de consecuencias laborales. “Un desayuno que no posea el equilibrio necesario afecta de manera directa a la producción laboral e intelectual, toda vez que la persona trabajadora acude a su puesto con un déficit de atención que lo arrastra a lo largo del día y que afecta de manera directa a su rendimiento”. Al hilo de esta reflexión, el experto asegura que “no cabe duda de que un desayuno inadecuado aumenta el riesgo de accidentes laborales”.

¿Cuál es, entonces, el desayuno más propicio? “Hay que partir de la base de que cada persona tiene unas necesidades específicas”, puntualiza Javier Aranceta. “Sin embargo, a la hora de establecer un canon de referencia hay que señalar que, “por norma general, el desayuno debe ser más copioso de lo que es habitualmente. Ha de incorporar frutas, productos lácteos y cereales; bien de la manera en que los presenta hoy en día el mercado o bien mediante pan tradicional o alguna pieza de bollería preparada en casa.

Hay que ajustar los ritmos y los tiempos a cada acción del día. El desayuno aportará el 20 por ciento de la energía necesaria para hacer frente a la jornada matinal y es una comida prioritaria. Atender con garantías a esta necesidad orgánica es cuestión de organizar bien las horas de acostarse y levantarse.