Tudela

El Cerro de Santa Bárbara, la apuesta por la arqueología en Tudela

Germen primigeneo de la ciudad de Tudela y punto estratégico protegido por el río Ebro, desde las alturas y con unas vistas privilegiadas se erige el Cerro de Santa Bárbara, una joya arqueológica poco considerada en comparación al calibre de su patrimonio histórico.

La campaña de excavación del año 1988 mostró el gran potencial arqueológico del Cerro
photo_camera La campaña de excavación del año 1988 mostró el gran potencial arqueológico del Cerro

El pasado histórico de la ciudad de Tudela sale a la luz cada vez que se realiza un nuevo descubrimiento arqueológico, aportando pruebas materiales que certifican la cronología de cada una de esas etapas en las que vivieron los diferentes pueblos y culturas que ocuparon el solar de la actual ciudad.

Los arqueólogos excavamos, documentamos, descubrimos estructuras y recuperamos materiales que certifican la existencia de ese pasado. De ese material descubierto, solo una parte muy pequeña se expone, solo lo más llamativo e importante, y las estructuras que hallamos se vuelven a cubrir o son desmanteladas.

Por eso, a pesar del número de intervenciones arqueológicas realizadas en Tudela en todo lo que llevamos del siglo XXI no se conserva nada visible dentro del casco histórico de lo que ha aparecido en ellas.

La gran apuesta por la arqueología en Tudela es el Cerro de Santa Bárbara. Durante los primeros años de este siglo se hicieron varios sondeos para comprobar el potencial arqueológico de sus murallas y la sucesión de estratos que podían esconder los planos aterrazados donde solo crecen raquíticos pinos, y se comprobó que a pesar de la destrucción de la fortificación todavía quedaban importantes evidencias del trazado de sus muros y que en algunas zonas quedaba una potente secuencia estratigráfica que llegaba hasta los primeros pobladores a comienzos del primer milenio antes de Cristo.

Así, el Cerro de Santa Bárbara se configura como uno de los yacimientos arqueológicos más completos e importantes de Navarra. Es el origen del poblamiento en la ciudad de Tudela, habiéndose hallado restos desde el S. IX a C. 

Depósito de agua perteneciente una vivienda de la Judería Nueva instaurada desde 1170
Depósito de agua perteneciente una vivienda de la Judería Nueva instaurada desde 1170

El Castillo de Tudela

Con mayor o menor importancia continuó existiendo su población durante las etapas de la Edad del Hierro, la Romanización y la época hispano visigoda, hasta la llegada de los árabes en el S. VIII, donde se edificó un estratégico castillo o alcazaba.

Tras la conquista cristiana en 1119, se irá sustituyendo la alcazaba por un nuevo castillo, con un cerco de murallas propio tras las que se instalará la nueva judería a partir de 1170. Tras la expulsión y conversión de los judíos, más la conquista de Navarra por Castilla en el S. XVI, judería y castillo comenzarán un proceso de desmantelamiento para aprovechar sus materiales de construcción, de tal manera que hoy apenas son perceptibles sus restos.

Del castillo medieval apenas quedó visto nada, pues lo que hemos conocido como castillo, donde en 1942 se colocó el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, es en realidad un fortín construido durante las Guerras Carlistas en el siglo XIX, al que acompañaban en su entorno toda una serie de parapetos, trincheras, pasadizos y torres para fusilería, cuyos restos aun son visibles en las laderas.

Entre los años 2001 y 2004 se hicieron sondeos arqueológicos para comprobar el trazado de los muros perimetrales del castillo, viendo que sería posible localizar tramos bien conservados con alturas variables entre los dos y los ocho metros, y otros que habían desaparecido por completo. También se documentaron restos de viviendas que pertenecieron a la Judería Nueva y fases anteriores de poblamiento durante la etapa andalusí cuando el castillo no ocupaba toda la ladera del monte.

Con la documentación aportada por estos últimos trabajos se vio el potencial que tenía el Cerro no solo en el descubrimiento de las murallas del castillo, sino en la recuperación del solar que ocupó la judería más importante de Navarra, siendo conscientes de que el trabajo para llevar a cabo todo esto sería arduo y costoso.

Murallas bajo tierra

Las murallas se encuentran muy enterradas, de hecho, lo que se encuentra conservado es lo que se fue cubriendo con el escombro de desmontar los tramos superiores y tapar los fosos. Son enormes cantidades de tierra las que se tendrían que quitar para dejar descubiertas las murallas, a las que seguiría un trabajo de consolidación y un ligero recrecimiento, sin pensar en grandes alturas imposibles de volver a realizar.

Conseguir dejar al descubierto los dos cercos de muralla que tuvo la fortificación, aunque solo tuvieran dos metros de altura, supondría dotar al Cerro de una nueva perspectiva visual, a la que sumar nuevas vías para deambular por sus laderas ahora poco practicables.

Cerámica de los s. XV-XVI encontrada en una casa de la judería
Cerámica de los s. XV-XVI encontrada en una casa de la judería

La Judería abandonada

Otro reto será el de recuperar la traza de la Judería Nueva a través de los indicios de sus paredes ruinosas que se esconden bajo el suelo de los aterrazamientos para los fortines del siglo XIX. Sabemos que está muy destruida y que solo se podrá recuperar en algunas partes, pero será el único trazado fidedigno que se podrá mostrar sobre las dos juderías que tuvo Tudela.

Se podrá ver la auténtica estrechez de sus calles y la disposición, al menos en planta, de sus casas y estancias. Con algo de suerte, se podrá localizar algún edificio público, quizás alguna de las sinagogas que hubo a la sombra del castillo cristiano, donde una de ellas fue demolida para una ampliación del mismo, en la época de Carlos III el Noble. Pero sobre todo se podrá recupera parte del ajuar que se abandonó roto tras el abandono de la Judería en 1498, sobre la que se fue tirando escombro y basura de los aposentos reales, durante las dos décadas que todavía mantuvo su hegemonía el castillo tudelano.

Fragmentos de candiles rituales judíos
Fragmentos de candiles rituales judíos

Un Plan sin pretensiones

Después de varios intentos por elaborar un Plan Director que marcara una directriz para futuras actuaciones en el Cerro, acabó aprobándose un Plan que obedecía más a un ajardinamiento exterior que a una revalorización del yacimiento, donde primaba la consolidación de lo poco descubierto sin pretensiones de seguir excavando nuevas zonas. A día de hoy solo se ha conseguido hacer una pequeña consolidación en dos tramos de muralla y una traza de caminos para poder pasear por la ladera Sur.

Algo es algo, pero la lentitud en poder plantear, no solo nuevas excavaciones, sino seguir simplemente las pautas marcadas en el actual Plan Director, hace que siga estando todo como paralizado, moviéndose algo una vez cada década. Hay que dotar de energía al Cerro, que haya un trabajo real, que aunque sea intermitente por campañas, sea constante, donde lo que se excava durante una se consolide a la siguiente.

Tiene que haber voluntad de dar un empujón, de arrancar con brío, y ganas de continuar, y sobre todo mantener lo que se vaya haciendo, sin dejar que lo vuelva a invadir la hierba, o reparando los desperfectos que provoque la intemperie o el vandalismo.

Apostar por el Cerro de Santa Bárbara supondrá obtener una mínima imagen tangible de lo que fue el castillo de Tudela, ahondar en la investigación del pasado que tuvo el poblamiento en el Cerro, recuperar parte del legado hebreo de su Judería Nueva y poder admirar los objetos que hayan salido durante el proceso de excavación en un museo o centro de interpretación… Pero esto último ya es otra historia.