Ribera

La calzada romana en la Ribera Navarra

La historia de la calzada romana a través de la Ribera responde tanto a procesos históricos generales como a particularidades regionales. Los arqueólogos riberos Óscar Sola Torres y Juan José Bienes Torres han trabajado en los restos de la calzada de Ablitas hallada en 2009.

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photo_camera Por la Ribera y paralela al río Ebro, pasó una de estas principales calzadas romanas

Tras la conquista romana de Hispania comenzó un proceso de aculturación de la sociedad indígena que es conocido como La Romanización, por el que se fue adoptando el modo de vida de la clase dominante. Fue un proceso lento, pero al final, las condiciones sociales y culturales calaron tanto en nuestros antepasados que su modo de vida no se diferenció del resto de ciudadanos del Imperio, acordes con su condición social.

La Romanización fue impuesta, al principio, por el ejército, pero luego siguió su marcha sola, y el eje vertebrador de este fenómeno fue el conjunto de calzadas romanas. Las calzadas fueron obra del ejército romano para poder avanzar hacia las zonas de conquista y mantener los territorios, pero al llegar la Paz con Augusto, el primer emperador, se mejoró y reorganizó el tratado de calzadas, comenzando a fluir por ellas, no solo un fructífero comercio, sino también el tráfico de gentes, ideas, noticias y modas, que hicieron de los siglos I al III d.C. el esplendor del Imperio Romano.

Al ser Tudela y no Cascante la población principal a partir de la Edad Media, los caminos fueron otros

Por la Ribera Navarra y paralela al río Ebro, pasó una de estas principales calzadas romanas, la que se denominó de Italia a Hispania, que desde su origen en Tarraco, tras pasar por Caesaraugusta, atravesaba nuestras tierras con Cascantum como principal municipio, llegando hasta Astúrica Augusta (Astorga).

Durante todo el Imperio Romano las calzadas se fueron manteniendo por las administraciones públicas, pero con la llegada de la Edad Media y el cambio territorial que supuso la llegada de los musulmanes a la península, muchos tramos de calzada se convirtieron en meros caminos secundarios que ya no tuvieron los cuidados que se merecían.

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En el término de Ablitas se descubrió un tramo “fosilizado” de 160 metros de longitud

Esto es lo que le ocurrió a nuestro tramo de calzada romana. Al ser Tudela y no Cascante la población principal a partir de la Edad Media, los caminos fueron otros, y la calzada se fue estropeando de tal manera que se iba haciendo intransitable por las piedras de su base que afloraban en su trazado. A todo esto, hay que decir que nos tenemos que apartar de la idea de que una calzada romana esta empedrada con losas, esto solo ocurre en los tramos urbanos, mientras que en el resto las piedras solo están en la parte inferior, formando la base sobre la que se echaban capas de tierra y gravilla prensada, formando una superficie lisa y cuidada, que deriva el agua hacia las cunetas. Muchos caminos empedrados que se vanaglorian de ser calzada romana, son totalmente falsos.

En antiguos mapas de Navarra, de los siglos XVII y XVIII todavía se mantenía el nombre de antiguo camino de los romanos que se podía seguir por los términos de Corella, Tudela, Cascante, Ablitas y Cortes. Hoy también se puede seguir gracias a una ruta de senderismo que une las localidades de Alfaro en La Rioja y Mallén en Aragón, antiguas ciudades romanas que unía la calzada. Esta ruta se señalizó por el Consorcio EDER en el año 2012 con paneles explicativos en los principales puntos de su recorrido.

La ruta discurre en su mayor parte por el trazado de los que fue la Calzada, pero en otros tramos tiene que hacer un recorrido alternativo hasta conectar con el propio, ya que hay partes en que ha desaparecido por haber sido ocupado su trazado por campos de cultivo o haber desaparecido por la erosión. También hay que decir que el recorrido se hace por caminos actuales donde la estructura de la calzada original no puede verse porque o bien ha desaparecido o está cubierta por nuevas capas de tierra o asfalto, si es una carretera.

Pero en el término de Ablitas se descubrió un tramo “fosilizado” de 160 metros de longitud. Se sitúa a escasos metros del denominado Camino de los Romanos, que tradicionalmente se había mantenido como trazado fiel de la calzada romana, hasta que hace pocos años se descubrió este tramo abandonado, fuera de uso como camino, en una explanada cercana a unos corrales de ganado lanar.

El hallazgo se realizó en 2009 durante los trabajos de seguimiento arqueológico en las obras de modernización del regadío tradicional de Ablitas. Su abandono, sin que se haya utilizado como tierra de cultivo, también ha servido para que se mantengan íntegras algunas de sus características, como son los bordillos laterales y la capa de cimentación, aunque la capa de rodadura ha sufrido un gran desgaste por la erosión climática y el paso del ganado de los corrales cercanos.

No obstante, está considerado como el mejor tramo de calzada romana conservado en estado original en Navarra, y uno de los mejores de toda la Vía Romana de la que forma parte, la de Italia a Hispania, tramo Tarraco – Astorga.

La erosión había hecho que en este tramo de Ablitas se vea, y en otras partes se intuya este bordillo en ambos laterales

En el año 2011 se realizó un trabajo de limpieza, excavación, vallado y colocación de dos paneles didácticos. Lo primero que se hizo fue quitar toda la capa de manto vegetal hasta dejar lo que se conservaba de capa de rodamiento, la cual estaba formada por piedra de sílex machacada mezclada con tierra, evidenciando el grado de desgaste de la capa de rodadura original de la calzada, que en gran parte ha desaparecido, haciendo que se acabara circulando sobre las piedras de yeso de la capa de preparación y cimentación. Esto ha hecho que las piedras acaben estando desgastadas y pulidas, dando la falsa impresión de que la calzada está empedrada.

La erosión había hecho que en este tramo de Ablitas se vea, y en otras partes se intuya, este bordillo en ambos laterales, con una anchura modelo de 6 metros. Sin excavarlo en exceso, para evitar movimientos de la piedra, se dejó limpio de tal manera que se siga visualmente.

También se excavó un tramo de 10 metros donde se dejó vista la capa de preparación, formada en su mayor parte por piedra de yeso y alabastro, apareciendo esporádicamente algún nódulo de sílex y alguna piedra caliza. Las piedras de mayor tamaño se han dispuesto en la zona central, la que soportará la mayor parte del tránsito, que a su vez está ligeramente más elevada que los laterales para favorecer la evacuación del agua de lluvia. 

Una vez excavados estos 10 metros dejando vista la cimentación de la Calzada, se amplió en 2 metros más la excavación, pero haciendo esta vez un corte en la capa de preparación hasta llegar al terreno geológico, con una función didáctica.

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Reproducción de un Miliario Romano

Finalmente se colocó la reproducción de un Miliario Romano, realizado en piedra arenisca. Los Miliarios marcaban las millas (milia pasum) del recorrido de la calzada entre las ciudades principales. En dicha columna figuran grabadas el nombre de la vía romana y las principales ciudades romanas por las que se podía acceder a través de ella, aunque en este caso las distancias se han puesto en kilómetros.

Lógicamente, no se trata de una reproducción, sino de un símil a modo de hito informativo, ya que en los miliarios originales la leyenda solo da información de las millas romanas desde una sola de las ciudades de origen y la nominación al emperador que ordena la construcción o reparación de la vía romana.