Tudela

Artesanos de la verdura

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A orillas del río Ebro, en el terreno de un antiguo soto roturado y posteriormente labrado se asienta la fértil y excepcional Mejana tudelana, cuna de la afamada verdura que estos días se exalta en la ciudad y una de las huertas más renombradas de la Comunidad Foral. En ella se crían la alcachofa “Blanca”, los cogollos o los espárragos con tanto mimo y esmero que se nota en el sabor.

El terreno y el buen clima son un valor añadido. Por algo sus cultivadores la se refieren a ella como “la mejor del mundo” y “artesanía pura”. Una enorme riqueza gastronómica que aseguran “tiende a desaparecer” en La Mejana, para relegarse su producción a otros términos agrícolas de Tudela, como Huerta Mayor, Mosquera o Traslapuente. La razón, el mayor tamaño de las explotaciones, lo que las convierte en idóneas para el cultivo a gran escala, “el único que te permite vivir si te dedicas a esto”, dice Santiago Ardoiz, agricultor de Tudela, “de los de toda la vida” que asegura sentirse “un garbanzo negro para la nación”, acostumbrado como está al trabajo de sol a sol para sólo “malvivir”. Él es uno de los casi 300 propietarios de fincas en el término La Mejana, y uno de la escasa media docena de agricultores que todavía prevalece entre ellos. En su día lo fueron casi todos.

Pocos minutos antes de esta entrevista Santiago Ardoiz ha vendido 52 docenas de alcachofa “Blanca de Tudela” en un almacén de la ciudad por 52 euros en total. Un día antes, un saco de abono herbicida le costó 2 euros menos. “Los bajos precios no compensan nuestro esfuerzo. Hubo un tiempo en que la agricultura sí era rentable pero ahora no”, dice el productor.

Mucha mano y azada

Y sigue poniendo ejemplos: “Un kilo de espárragos se nos está pagando a 4 euros y en el mercado se vende hasta a 9; un manojo de cebollas lo vendemos a 40 céntimos y se cotizan a 0,9, y por citar otro ejemplo, las patatas al agricultor nos las pagan a 30 céntimos y se están vendiendo a 1 euro”.


Pese a todo, Ardoiz mira con orgullo su producción de alcachofas, dos robadas en la Mejana que constituyen la poca tierra que aún conserva. “La he arrendado toda porque mis hijos no quieren saber nada de esto”.