Tudela

Alrededor de 500 personas pidieron la implicación del Gobierno foral en Sanyo

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Aspecto social

Cerca de medio millar de personas, entre trabajadores, familiares, amigos y simpatizantes, se reunieron el pasado sábado en la Plaza de los Fueros de Tudela, para protestar por la situación laboral de Sanyo y pedir la implicación del Gobierno de Navarra para que continúe la actividad industrial.

Los trabajadores de Sanyo quisieron poner en alerta al Ejecutivo foral sobre la situación industrial en la Ribera y le instaba a que realice el esfuerzo para la creación de un tejido industrial propio en la zona y contrarrestar así el proceso de desindustrialización que ha comenzado con Sanyo, pero que “mañana puede ser otra”, señalaban. A la concentración acudieron diversos representantes de PSN, Batzarre e IU.

Respecto al proceso de negociación, para el que se reunirán el próximo jueves, manifestaron su intención de conseguir tres objetivos básicos: “que los empleos que quedan los sean con las mayores garantías posibles de permanencia y crecimiento en el futuro, un Plan Industrial que implique tanto a Sanyo como a las Administraciones y Organizaciones Sociales y ‘consigan’ no sólo reponer sino aumentar los puestos de trabajo que ahora se pierden, y un Plan Social que compense adecuadamente a las personas afectadas”.

Llega el fin de parte de la historia industrial en la capital ribera

El proceso de regulación de empleo deja en el camino a 149 trabajadores, cada uno de ellos con su drama personal, ya no sólo por lo que representa en estos días la pérdida de empleo, sino por la singularidad de la plantilla de Sanyo: la media de edad es de 49 años, sólo 12 tienen menos de 40, y más de la mitad son mujeres.

Los trabajadores de Sanyo han convivido, durante los últimos meses, con diversos momentos de tensión debido a los rumores que se crean en este tipo de procesos y a lo que iban viviendo día a día en la fábrica, con una reducción de la producción de hasta un 25%. El momento crucial se vivió el pasado miércoles, cuando la dirección les comunicó el cierre de la fábrica, rompiéndose así todas las esperenzas de los trabajadores de que continuase la actividad industrial en Tudela.

Cada una de las personas a las que va a afectar el ERE (Expediente de Regulación de Empleo) tiene a sus espaldas una problemática diferenciada de la del resto de sus compañeros, pero en general, cualquier comentario representa a todos los trabajadores. “Estamos totalmente descorazondos y muy dolidos porque son muchos años los que hemos pasado aquí. Les hemos dado nuestra juventud y ahora...”, comentaba una empleada.

La actuación de los trabajadores precipitó los acontecimientos

El cierre de la fábrica de Sanyo España en Tudela significa la caída de uno de los grandes pilares industriales en la zona de la Ribera, que comenzó su andadura en 1.966 bajo la denominación de Aznárez Industrial Navarra con 24 trabajadores e implantándose en la capital ribera a través de las Bases Municipales promulgadas por el consistorio tudelano con la finalidad de potenciar este sector en la zona.

De esta manera la empresa adopta el importante papel de generadora de empleo y de impulsora del desarrollo económico de toda la comarca con la fabricación de productos electrónicos de consumo y apostando por el sector femenino desde sus comienzos, con cerca del 55% de trabajadoras. En 1.974, sólo cinco años después de la asociación con la empresa japonesa Sanyo, se fabrica el primer televisor en color. En la década siguiente se llega a uno de los mejores momentos de la fábrica con cerca de 550 trabajadores en plantilla. En 1.990 el capital de la empresa pasó a ser 100% japonés. Dos años más tarde y debido a la tecnificación de la producción, se lleva a cabo el primer expediente de regulación. Hace menos de un año la marca nipona invirtió 1,5 millones de euros en una línea de fabricación de televisores LCD.

Los empleados de Sanyo, tras haber llevado durante los últimos meses una actitud “trabajadora y prudente y haber mantenido una colaboración absoluta con la empresa comprendiendo la situación que atravesaba a nivel mundial”, decidieron el pasado día 3 hacer públicos los problemas que se estaban viviendo en la planta tudelana. El comité de empresa afirmó que su futuro se conocería hoy, 15 de febrero, y que darían comienzo a una serie de actuaciones para luchar por sus puestos de trabajo.

Pero los acontecimientos se sucedieron con antelación a esa fecha, ya que el presidente les confirmó el día 8 que el acuerdo entre Sanyo y Quanta, empresa china de informática, no incluía a los activos pertenecientes a Sanyo España, ante la total sorpresa de los trabajadores. “La posibilidad de que contaran con nosostros era incierta, pero ahora la desconfianza en la empresa ha crecido porque parece que sólo querían ganar tiempo”, comentaba Jesús Casado, miembro del comité, durante la rueda de prensa que dio el sindicato UGT el jueves 9 tras conocer las fatales noticias. En ella, el secretario General Juan Antonio Cabrero señaló que esta situación ya fue predecida por la UGT hace un año. “Se nos tachó de alarmistas por decir que existían una serie de sectores ‘maduros’ en la zona de la Ribera y que iban a acabar cayendo. En 2005 se destruyerono 1.000 puestos de trabajos directos y mira cómo comenzamos 2006”, comentaba Cabrero. Ese mismo día por la mañana el comité de empresa se reunió con el alcalde Luis Casado, quien mostró su buena disposición y total apoyo a los trabajadores. Al día siguiente se celebró una reunión en la que el presidente, Etsuo Shintaku, les presentó el plan de restructuración empresarial, comenzando así el proceso de negociación para establecer el marco del expediente de regulación que finalmente afectará a 149 personas de las 177 que conforman la plantilla de Tudela.