Tudela

A pesar de la crisis…Llegó la Navidad

Podría comenzar estas líneas defendiendo que Baltasar no tiene por qué ser africano en Tudela, criticando que las cabalgatas tudelanas a veces parecen más un desfile de parque temático que cabalgata de Reyes, que en las calles tudelanas cada vez son más escasas las bombillas, que en lo alto de sus carrozas los Reyes cada vez se ven más lejanos, etc., etc., pero he decidido, observando estos días a mi hija, olvidarme de todo eso y destacar la ilusión, la inocencia, la sorpresa, las preguntas, etc. de los niños esperando la Navidad. Y es que a mi hija, como al resto de los niños, no creo que le importen todas estas disquisiciones de adulto demasiado crítico, ellos no ven nada negativo en estos días, su inocencia no ve errores o defectos, sólo ilusión y sorpresa.

Seamos religiosos o no, la época navideña (desde la celebración del nacimiento de Jesús a Reyes) es una época de encuentros familiares, de regalos, de abundantes viandas, de ilusión…una época en que intentas complacer y sonreír más que en el resto del año, en la que felicitas el año a quien te encuentras, en que sientes más el calor de la familia y amigos a los que hace meses no veías, etc.

No cabe duda de que la Navidad es una época entrañable que en estos tiempos que corren, con la maldita crisis acampando por nuestras ciudades y pueblos, se puede ver coartada y restringida y esto me ha hecho pensar en los niños, esos críos que no entienden de problemas económicos ni de deudas, ni tan siquiera de esa prima suya llamada riesgo a la que no conocían pero de la que oyen hablar a diario. Me he puesto a pensar en esos críos que esperan sus regalos como siempre, sus villancicos, sus belenes, su cabalgata como siempre, sus peticiones a los Magos de Oriente como siempre. Me he acordado de su espera nerviosa la noche de Reyes y he sacado en conclusión que los adultos, por mucha crisis que haya, no podemos dejar de darles estas sensaciones.

Mi carta he decidido esta vez que sea esperanzadora, ilusionante, que intente trasmitir que, a pesar de todo, hay que intentar que al menos los críos no se den cuenta del negro panorama que los medios de comunicación no dejan de contarnos día tras día. Que en estos tiempos, por ellos, tenemos que ser más solidarios que nunca, que tenemos que dejar las malas caras, las preocupaciones a un lado por ellos. Que tenemos que pensar que si nosotros estamos regular hay vecinos y amigos que lo están pasando mucho peor que nosotros, y

es hora de ayudar a que al menos en estas fechas todos tengamos una mínima sonrisa en la boca.