Opinión

Fernando Mikelarena, las cosas cada vez más claras

En el pasado mes de Abril fue publicado en dos medios de comunicación diferentes un mismo artículo que Fernando Mikelarena Peña había escrito con el fin de intentar dañar la memoria de Tomás Martorell Rosaenz y de Mariano Zufía Urrizalqui, dos antiguos requetés que después de la Guerra Civil, decepcionados por la implantación de un sistema fascista de partido único, se incorporaron activamente a la lucha antifranquista del Carlismo leal a Don Javier de Borbón-Parma.

Mikelarena se quejaba de que tanto las memorias de Tomás Martorell, "Andanzas de un carlista del siglo XX", como la "Biografía de Mariano Zufía" no recogen ninguna información significativa sobre las actividades represivas del bando sublevado contra los sectores adscriptos al bando gubernamental, insinuando maliciosamente que se trata de un silencio interesado. Por lo visto Mikelarena que tanto presume de su título de historiador ignora que las memorias y las biografías no tienen por objeto recoger todo lo sucedido en una época, sino las experiencias vitales de las personas que protagonizan esas obras.

Las memorias de Tomás Martorell se publicaron en 2001 y la biografía de Mariano Zufía en 2009. Durante años nadie, ni siquiera el propio Mikelarena, manifestó ninguna disconformidad con el relato de las experiencias vitales que se recogen en esos dos libros.

Pero de manera aparentemente "casual" es precisamente en Abril de 2023, tres meses después de que un hijo de Tomás Martorell, Manuel, escribiera diversos artículos analizando los nuevos documentos referentes a Montejurra 76 y de que un hijo de Mariano Zufía fuese fotografiado en la rueda de prensa que el Partido Carlista realizó para denunciar todo lo que implican estos nuevos documentos, cuando Mikelarena ha publicado un artículo tratando de cuestionar las figuras de estos dos inolvidables compañeros.

En política rara vez existen las "casualidades" y en el Partido Carlista tenemos muy claro que este escrito de Mikelarena no responde a una "casualidad" sino a una estrategia de confusión y distorsión al servicio de intereses espurios.

Como respuesta al artículo de Mikelarena fueron publicados dos escritos colectivos de los hijos de Tomás Martorell y de Mariano Zufía.

En Mayo, Mikelarena volvió a la carga con un nuevo artículo, en el cual “casualmente” mencionaba el escrito de los hijos de Tomás Martorell mientras que ignoraba el artículo de los hijos de Mariano Zufía. La explicación de esta discriminación tan atípica es evidente, para Mikelarena desde el primer momento el objetivo era provocar una reacción por parte de Manuel Martorell para lanzarse posteriormente a tratar de cuestionar tanto su tesis doctoral como la resolución aprobaba por el Parlamento de Navarra en relación a Montejurra 76.

La tesis doctoral de Martorell se titula La continuidad ideológica del carlismo tras la guerra civil, y por tanto tiene como objeto central el estudio de la evolución de las ideas políticas del carlismo después del año de 1939. Pero a Mikelarena le parece muy reprochable que no aborde con la profundidad que a él le gustaría la represión sufrida por la izquierda republicana en la Navarra de 1936. Alguien debería de explicarle a Mikelarena que es una tesis sobre la evolución ideológica del Carlismo después de la Guerra y no durante la Guerra.

A Mikelarena también le molesta que en la redacción original de la resolución parlamentaria sobre Montejurra 76 se reconociese la aportación carlista «a la lucha y concienciación antifranquista en Navarra», y considera que semejante redacción implicaba blanquear la participación carlista en el 18 de Julio de 1936. Alguien debería de explicarle a este supuesto historiador que no fueron pocos los españoles que tras apoyar en 1936 la sublevación contra el Gobierno republicano, adoptaron años más tarde una postura de oposición política al régimen franquista de 1939-1977. Y recordarle también que ni en la redacción original ni en la definitiva de la resolución aprobada se menciona en ningún momento a la Guerra Civil de 1936-1939, que se desarrolló cuarenta años antes de que se produjera la agresión terrorista de Montejurra 76.

Además, en su último artículo, Mikelarena utiliza el término «carlohuguistas» para referirse a los militantes del Partido Carlista, el mismo término que utilizaron en su día los asesinos de Montejurra 76 y que durante las últimas décadas solamente se ha utilizado en círculos muy minoritarios de la extrema derecha, un término ajeno por completo a la ciencia histórica pero no a determinada ideología. ¿Qué clase de amistades tendrá Mikelarena para que se le haya «pegado» semejante vocablo? No olvidemos, lo que ya señale en mi escrito «La metodología obscena de Fernando Mikelarena Peña» (escrito que por cierto no tuvo más respuesta que el silencio), el hecho de que Mikelarena elogió públicamente y por escrito la supuesta «voz crítica» de Jordi Canal, un colaborador del grupo ultraderechista Somatemps, grupo que “casualmente” fue fundado y presidido por José Alsina Calvés, un exmilitante del Partido Español Nacional Socialista (PENS).

Por último, ante las afirmaciones e insinuaciones realizadas por Mikelarena en sus dos artículos, desde el Euskal Herriko Karlista Alderdia-Partido Carlista de Euskal Herria queremos manifestar nuestro apoyo, solidaridad y cariño incondicionales a las familias Martorell Pérez y Zufía Sanz.

José María Porro
Exmilitante de los Grupos de Acción Carlista, preso político durante el franquismo y secretario general del Euskal Herriko Karlista Alderdia-Partido Carlista de Euskal Herria