Cuando se trata de elegir modelito para la última noche del año, todo son dudas y decisiones de última hora. Ante tal desconcierto, casi todas optamos por ir de negro y, como mucho, añadir complementos con “brilli brilli” o un top joya. Es cierto que vestidas así pisaremos sobre seguro y no ‘cantaremos’ demasiado, pero probablemente nos invada el aburrimiento cuando lleguemos a la fiesta y seamos la chica nº 1.000 vestida de esta manera.
Regla número uno, olvídate de ir incómoda o demasiado arreglada. El 31 de diciembre es un día para disfrutar y, aunque nos encante ir guapísimas y dar la bienvenida al nuevo año como se merece, no debemos pasar los límites de la extravagancia. Vestirse elegante, si; parecer una actriz nominada a los Goya, no.
Estamos acostumbrados a estilismos demasiado pulcros, colores oscuros y brillos por doquier. De hecho, cuando pensamos en nochevieja nos vienen a la cabeza la ropa interior de color rojo, un vestido negro y brillantina en el clutch. ¿De verdad estamos dispuestos a caer otro año más en esta regla no escrita?
Prendas como una camiseta blanca básica, un traje de chaqueta o un vestido vaporoso de flores podrían ser opciones diferentes para una noche de fiesta. Es probable que pienses que de esa guisa solo irías a tomar unas cañas o que no te parece apropiado para Nochevieja. Pero, ¿has pensado en cómo estas ideas podrían cambiar su paradigma inicial? La camiseta con una falda importante y complementos más neutros. Unos zapatos especiales de tacón midi y un top con transparencias para el traje de chaqueta. O incluso una tiara y unos zapatos de salón para el vestido de flores. Así de simple y transgresor.
Solamente échale imaginación y rompe los estereotipos de una nochevieja común en la que todas las mujeres visten del color elegante por antonomasia y llevan peinados cien por cien asegurados contra viento y marea. Atrévete a ser Coco Chanel, que en pleno monopolio del color blanco y el corsé, elevó al negro y a las siluetas con el corte en la cintura al olimpo de la elegancia.
