"Si tuviese hijos, elegiría este modelo"

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Llegó a Argia Ikastola en el año 2000 para ser profesora. Autodidacta del euskera desde su época universitaria, Anika Luján, de 44 años, ha vivido en primera persona la evolución del centro educativo desde principios de siglo. Antes, los cambios resultaron ser mucho más drásticos. De los 5 alumnos que recibían clases en los locales de la Peña Beterri hasta los 220 actuales han transcurrido tres décadas.



Casi treinta años de trabajo, ilusión esfuerzo e implicación para subsistir en medio de la adversidad. Implicación. Esa es la palabra clave. "Sin ella -dice Luján- no estaríamos aquí".



¿Cuál ha sido la evolución de la ikastola en sus casi 30 años de historia?


Se ha pasado por muchas épocas. Se fundó en 1984, gracias al esfuerzo de cinco familias de Tudela que querían que sus hijos estudiasen en euskera. Primero se dieron clases en la Peña Beterri, después en una casa particular, cerca del patinódromo. Con el aumento de demanda y de alumnos, se trasladó a una antigua vaquería situada en el camino viejo de Murchante.



Las condiciones en todos estos lugares eran precarias y, por fin, un año después del primer Nafarroa Oinez celebrado en Tudela (1995), la ikastola se mudó definitivamente a Fontellas, su ubicación actual. Aquí se han realizado dos obras importantes: el acondicionamiento del piso superior, y la instalación deportiva inaugurada el año pasado.



Toda una vida haciendo frente a las adversidades.


Toda la historia de Argia Ikastola tiene un punto común. Cada cambio, cada evolución, se ha hecho partiendo desde cero. Este centro nació así, por ejemplo, nunca ha recibido ayudas de las administraciones locales para el uso de terrenos. Siempre hemos tenido que pagar alquileres o comprar. Las condiciones no han sido las mismas que en otros centros o que en ikastolas de otros lugares. Y la falta de ayudas tiene que ver solamente con la voluntad política.



¿Qué cambio ha sido el más significativo?


En 2006 la ikastola fue reconocida legalmente, tras muchos años en situación 'alegal'. Aquello era muy duro, porque no existíamos literalmente hablando a efectos administrativos. A partir de 2006 fuimos un centro más, con los mismos derechos y las mismas obligaciones. El ser un centro concertado ha sido una de las mejores noticias que hemos recibido, pero eso conlleva unas exigencias por parte del Departamento de Educación. La última inversión ha tenido que ir dirigida a una pista deportiva cubierta multiusos de 480 metros cuadrados. Se ha construido, tras muchos años pidiendo permisos para usar el polideportivo de Fontellas. Esta obra ha permitido que se cierre el ciclo de Secundaria oficialmente.



¿Cómo afecta esta situación

a las familias y a los

trabajadores del centro?


Supone un déficit constante, una serie de retos cada cierto tiempo que te obligan a superar la situación crítica con mucho esfuerzo. Los padres y madres que están aquí ya saben que además de pagar la cuota, les va a tocar colaborar en eventos, comprar camisetas, diseñar carteles, etc. Muchísimas cosas que suponen una implicación que en otros colegios no se tiene. Esto no es traer al hijo o hija y venir a recogerlo. El esfuerzo extra es consustancial y el compromiso es enorme. Por parte de los trabajadores supone lo mismo.



Los alumnos, ¿se empapan también de ese solidaridad?


Si tuviera hijos, me gustaría un modelo como éste, porque los valores de solidaridad se transmiten de padres a alumnos. A cierta edad, están ya muy concienciados de que están en una escuela distinta, ni mejor ni peor, pero distinta. Viven la cooperación como algo natural y eso es positivo.



¿Qué tiene que ocurrir para que esta situación cambie?


Nosotros necesitamos hacer más ruido. Por otra parte, necesitamos que la sociedad elimine sus prejuicios y nos conozca. Animo a toda la gente de la Ribera a que venga y nos tenga en cuenta como una opción más, porque esto es mucho más que una escuela. Y sin la voluntad de los políticos no conseguiremos nada. Deben garantizar que los navarros tengamos los mismos derechos lingüísticos para poder funcionar en igualdad de condiciones.



Un mensaje para animar a los riberos a disfrutar del Oinez.


El de este domingo día 20 de octubre es un Nafarroa Oinez muy importante por nuestra situación. Con actos para todos los gustos, todo tipo de comida, música y muy buen ambiente, es una ocasión para pasarlo bien y, sobre todo, para conocernos mejor.