Cine

Navidad y cine

Aquellos VHS encantaron el espíritu de la Navidad.

La Navidad contiene trazos de magia para un niño. El niño que una vez fui todavía recuerda fascinado, la sensación que me producía en una época tan especial, el sentarme delante de la televisión familiar modelo Thompson en el salón de mi casa,  arropado en mi  sofá con mantas o sentado en la alfombra,  al calor de los radiadores de hierro fundido que desprendían un cálido y tranquilizador fuego emitido de la leña que cortábamos mi padre, mis hermanos y yo con motosierra y hacha, que alimentaba el hogar de un vivaz espíritu navideño  a principios de los años 80’s.

  La televisión de por aquel entonces te hacía disfrutar en cuanto llegaba Diciembre de los nostálgicos anuncios, la mayoría de perfumes y juguetes, - Busco a Jack´s- decía uno recordadísimo, -Tenemos chica nueva en la oficina, se llama Farala y es divina- espetaba otro, ah! y cómo olvidarme del Tragabolas, el Hero Quest y el Tozudo, aquellos comerciales que mis padres viendo mi reacción y la de mis hermanos, se hacían una idea de lo que había que pedirle a los reyes magos para hacernos felices.

Pero a mí lo que me encantaba era destinar la mayoría de mi asignación navideña (el famoso aguinaldo), a comprar VHS vírgenes para grabar todas aquellas películas que alimentaron mi infancia, llenándola de sueños, que mediante encantamiento del espíritu de la navidad me hicieron comprender cuál es el auténtico significado de estas fechas: “Gremlins” me enseñó a respetar las normas que me imponían mis padres, al igual que las tres reglas que había que tener en cuenta con Guizmo, si no quería que las navidades acabaran en desastre. “Cocoon” me instruyó en el amor, respeto y lo entrañable que es el pasar tiempo con nuestros abuelos y mayores. “Solo en casa”, en la añoranza de la familia cuando se la tiene lejos, y que uno tiene que luchar con todo tipo de adversidades, esforzándose para formar parte de la prole, y del vínculo que nos une. “Qué bello es vivir”, es acertadamente la película por antonomasia que debe emitirse en Pascuas, junto a cualquiera de las versiones de “Cuento de Navidad”, las dos por su profundidad y carga de verdad sentimental que traen estas fechas.

 Y como creo que casi todo el mundo conoce mis preferencias, yo me quedo con una película que se ha convertido en un pequeño clásico televisivo con el paso de los años: “Un padre en apuros”, la odisea de Schwarzenegger por comprarle a última hora el deseado Turboman a su hijo, sin ser consciente hasta el final, que él como papá es el auténtico héroe navideño de su hijo.

La Navidad, es saber que por encima de los regalos, de los carteles publicitarios, de las calles repletas de luces, del hilo musical con villancicos y el ir de tiendas, lo esencial se encuentra en la familia, en los amigos, y en tener en valor que uno mismo es el regalo hacia los demás mediante solidaridad y comprensión. FELIZ NAVIDAD.