La tradición tudelana, protagonista de Semana Santa

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Por unos minutos y durante las mañanas del Sábado Santo y del Domingo de Resurrección, Tudela recuperará una parte de su pasado con la celebración de las populares ceremonias de El Ángel y El Volatín, datadas del siglo XIV. Fue entonces cuando se comenzaron a escenificar, aunque no como los conocemos ahora, estos actos de carácter religioso popular que, con el paso de los años, se han convertido en dos de los más emblemáticos de la Semana Santa ribera. Durante esos dos días, la plaza de los Fueros se convierte en punto de encuentro de miles de vecinos y foráneos.

Un muñeco de madera disfrazado de modo reivindicativo girando frenéticamente tras el estallido de un puro es la esencia de El Volatín. Una ceremonia que recrea el ahorcamiento de Judas tras traicionar a Jesús. Tras el acto, que dará comienzo a las 9.55 horas con la lectura del pregón por parte del doctor Ángel Cornado, la Orden del Volatín repartirá 1400 balones, 40 kilos de caramelos y alrededor de 300 globos desde los balcones de la Casa del Reloj y de la Residencia Nuestra Señora de Gracia. “Nosotros buscamos la sonrisa de los pequeños y ese día las conseguimos”, explicó Chente González, presidente de la Orden. La ceremonia concluirá con el bautizo del cabezudo Tudelano que este año será para la comparsa de Azagra.

Declarada de Interés Turístico Nacional en 2002, la Bajada del Ángel combina en apenas quince minutos sentimientos religiosos, emotivos y de alegría. En esta edición, será Álvaro Beamonte Iturre, de ocho años, el encargado de escenificar al arcángel San Gabriel y anunciar a María que su hijo ha resucitado. Para que todo salga a la perfección, Beamonte ha ensayado cada lunes desde finales del mes de enero. “No tiene nada de miedo y se coloca muy bien el pañuelo, algo que es fundamental”, comentó Ana Mª Arregui, quien junto a su marido Miguel A. Vallejo, se encarga de preparar la ceremonia desde hace ocho años.