La sequía condiciona la evolución del cereal

Los últimos días de febrero se han caracterizado por la práctica ausencia de precipitaciones, predominio de días despejados con temperaturas medias superiores a las propias de esta época. Las temperaturas han registrado heladas nocturnas suaves y, en horas diurnas, valores máximos en torno a los 15-17 ºC.

En secano, las precipitaciones registradas en el anterior periodo fueron muy bien recibidas, ya que la humedad que han proporcionado al suelo, con las suaves temperaturas y el abono aportado, favorecen el desarrollo e implantación de cereales y cultivos alternativos en general. Sin embargo, en las zonas más afectadas por la sequía (Ribera Baja y Alta), esta bonanza es momentánea, la situación sigue siendo problemática, a la espera de nuevas precipitaciones en breve para mejorar la situación.

En regadío, continúan las recolecciones sin interrupción; se aprovechan los buenos temperos para preparar las parcelas que albergarán próximamente los cultivos de primavera y las suaves temperaturas permiten dar un impulso en el desarrollo a cultivos presentes en campo como habas y guisante.

El área más afectada por la sequía en los cultivos de secano se ubica en la Ribera Alta y Ribera Baja y en las zonas más áridas de la Navarra Media y Tierra Estella, donde trigos, cebadas y avenas están acusando la ausencia prolongada de precipitaciones que han provocado la pérdida de planta en parcela en distintos grados. La situación es problemática, si bien los 10-15 l/m² recibidos la semana pasada han sido vitales para el desarrollo de las plantas, que estaban agonizando por la combinación de falta de humedad y rigor en la temperatura invernal. Así, estos cultivos, que se encuentran en su mayoría en fase de ahijamiento, todavía mantienen parte de su potencial a la espera de nuevas precipitaciones, por lo que estas próximas semanas serán clave para determinar su viabilidad.

En los Pirineos, Navarra Atlántica, Cuenca de Pamplona, norte de Tierra Estella y zonas frescas de Navarra Media, los cultivos de cereal presentan un buen aspecto y mantienen intacto su potencial, después de la primera de las dos aportaciones de abonados nitrogenados, que ya se ha realizado. También continúan las aplicaciones de herbicidas en parcelas no tratadas aprovechando las buenas condiciones para su tratamiento; los herbicidas de acción radicular, que son la mayoría de los aportados hasta el momento, han hecho su labor y los resultados son buenos, aunque en algunas parcelas será necesario repetir la operación.

En los cultivos forrajeros, el invierno seco provoca que la oferta vegetativa de pastos y ricios de cereal sea escasa en la Zona Media y sobre todo en La Ribera, por lo que el ganado vacuno y sobre todo ovino aprovechan al máximo los restos de cultivos recolectados como maíz, bróculi o coliflor.