La actitud y la postura



El profesor alemán Gerhard Reichel delata unas cuantas posturas equivocadas, muy frecuentes, que en parte adoptamos para ocultar nuestra inseguridad:

- Hinchar el pecho es señal de miedo. Aunque alguno toman esta postura por arrogancia. Tanto en un caso como en el otro, esta actitud cae muy mal.


- El pecho hundido con los hombros caídos hacia adelante dan la impresión de que esa persona está bajo el peso de graves y pesadas cargas. Si además, esa persona tiene las manos enlazadas tras la espalda o hundidas en los bolsillos, nos encontramos con señales indicadoras de poca autonomía.


- La postura consistente en echar mucho los hombros para atrás causa la impresión de que la persona en cuestión tiene la intencion de eludir la situación, de retirarse o de aumentar la distancia existente con la otra persona.


- Elevar los hombros constituye una actitud claramente defensiva. Si el cliente adopta esa postura, es probable que se sienta presionado por usted.


- Encoger la cabeza y meterla entre los hombros es señal de terquedad y de aferrarse al propio punto de vista.