El verano y la psoriasis

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La psoriasis es una enfermedad inflamatoria, no contagiosa, que afecta por igual a hombres y mujeres y dura toda la vida. Una de cada cincuenta personas en el mundo padece este trastorno cutáneo que, al manifestarse en la piel, produce placas enrojecidas que se descaman y que pueden distribuirse por cualquier parte del cuerpo.

Para los enfermos de psoriasis, la llegada del verano representa a veces un problema importante. Y es que, pese a que está demostrado que el sol tiene un efecto beneficioso sobre las lesiones, desprenderse de la ropa y mostrar la piel puede provocar un sentimiento de pudor o vergüenza en algunos afectados. Pues bien, es muy importante vencer esta preocupación y aprovecharse de las ventajas que el verano puede aportar a esta enfermedad.

El sol es bueno para la psoriasis ya que los rayos ultravioletas (UV), sobre todo los UVB, ayudan a la curación de la piel y a disminuir la inflamación , además de retrasar la sobreproducción de células cutáneas , que es lo que produce las escamas. Las zonas afectadas por psoriasis suelen curarse por sí solas tras la exposición a la luz solar natural. Así, un breve periodo diario de exposición, evitando las quemaduras con un fotoprotector adecuado, es suficiente para que desaparezcan las placas. No obstante, demasiado tiempo al sol puede ser perjudicial, sobre todo para aquellas personas de piel muy blanca, agravando los síntomas de la enfermedad. Tampoco se debe exponer la piel al sol durante un brote de psoriasis. Por tanto, a pesar de los beneficios, hay que ser cauto con el sol, protegerse la piel adecuadamente y evitar su exposición entre las 10 de la mañana y las 3 de la tarde.

De cualquier forma, no todos los casos son iguales y el médico valorará en cada caso los riesgos y beneficios que la exposición al sol representa para sus pacientes. Ello teniendo en cuenta aspectos como la edad, el tratamiento que sigue, su tipo de piel y síntomas. De hecho, en algunas personas la luz solar agrava o desencadena nuevas lesiones. Es lo que se conoce como psoriasis fotoinducida o fotosensible, una afección poco frecuente que afecta tan sólo a un 5% de los enfermos de psoriasis pero que conviene tener en cuenta, en pleno periodo estival.