El Principado de Viana

Carlos III ha dejado buena fama como rey de Navarra. Comparado con el reinado anterior y con el posterior, el suyo fue mucho más tranquilo, pacífico y beneficioso para Navarra. El Rey era originario de Francia y nos trajo algunas de las costumbres de aquel país.

En 1423 parecía que la situación de Navarra era buena. Una hija del rey, Blanca, había casado con Juan y contaban ya con un hijo pequeño, al que llamaron Carlos, como su abuelo. Al nieto, antes de cumplir un año, le reconocieron las Cortes como heredero del reino. Carlos III, a imitación de lo que hacían otras cortes europeas, creó para el heredero, el 20 de enero de 1423, el Principado de Viana.

Para proporcionar rentas al título, se le hizo comprender varias villas: Viana, Aguilar, Genevilla, Lapoblación, San Vicente de la Sonsierra, Bernedo, Aguilar, San Pedro y Cabredo (ahora unas en Rioja, otras en Álava, antes todas navarras), más varias fortalezas (Buradón, Ferrera, Toro y Marañón). Se le añadió los señoríos de las villas de Corella, Peralta, Cadreita y Cintruénigo. El principado era indivisible y quedaba vinculado “íntegra y perpetuamente” a la Corona, no pudiendo venderese ni enajenarse.

Carlos III tuvo la alegría de conocer, antes de morir, cómo el reconocido heredero, Carlos, tomó posesión del Principado, recorriendo las tierras y castillos que lo componían.