El consistorio de Tudela duplica el servicio para la concesión de licencias

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El acúmulo de solicitudes de licencias de apertura registrado en el Ayuntamiento de Tudela durante los últimos meses ha llevado al consistorio a sacar a convocatoria pública una nueva plaza de aparejador con el objeto de reforzar y evitar las demoras en este servicio. Así lo afirmó el alcalde de la localidad, Luis Casado, tras reconocer que numerosos afectados les habían hecho llegar sus quejas y que la primera medida que se tomó por parte del equipo de gobierno, al tener conocimiento de la situación, fue la de duplicar el servicio. Según explicó el primer edil, desde hace dos meses el departamento de Urbanismo está trabajando por la mañana y por la tarde para mejorar la “agilidad” del servicio, ya que ha habido acumulación de solicitudes “de todo tipo”. “Tras estudiar todas las quejas que recibimos, vimos que, efectivamente, había acumulación de trabajo y que para sacarlo adelante había que trabajar también por la tarde, algo a lo que los trabajadores no han puesto ningún problema”, explicó Casado.

Afectados

El alcalde también quiso dejar claro que no toda la culpa de los retrasos tiene su origen en el Consistorio. Para ello, recordó que las licencias de actividades clasificadas se tramitan desde Pamplona y que el tiempo estimado para obtener respuesta es de dos a tres meses.

A pesar de estas medidas por agilizar el servicio, son muchos los comerciantes y empresarios que siguen demandando una mayor agilidad, sobre todo en los plazos legales que deben pasar de unas concesiones a otras. Algunos incluso proponen soluciones al ayuntamiento. “Soy partidario de que cuando una personas solicite un permiso de apertura de un comercio, se le conceda de forma provisional si cumple todas las condiciones”, explicó un comerciante que lleva desde septiembre a la espera de obtener el permiso de apertura. Por eso, son muchos los que deciden poner en marcha sus negocios sin haber obtenido todas las licencias necesarias y es que, según explican, estos retrasos no sólo se producen en los locales de nueva apertura sino también para traslados. “Un puesto de trabajo genera dinero así que imagínate un establecimiento cerrado durante ocho meses”, afirma un comerciante que todavía no ha obtenido la licencia final.

Junto a la demora en la tramitación, también hay quienes se quejan de que el cumplimiento de la ley “sólo se exige a unos cuantos”. Así, hay quienes se preguntan por qué sus locales tienen ahora ciertas exigencias sobre barreras físicas y sensoriales (todas ellas aprobadas por Decreto Foral en 1989) que no han sido exigidas para desempeñar otras actividades en el mismo lugar. “Si hay tolerancia cero, que sea para todos y que el ayuntamiento empiece dando ejemplo y comience a eliminar barreras arquitectónicas”, afirmó uno de los afectados.