Opinión

Memoria histórica e Historia reivindicativa

Hace ya algunos años envié a un diario muy leído estas líneas, que siguen teniendo todavía alguna actualidad.

La ley y sobre todo el movimiento de Memoria Histórica tienen, entre otros, dos grandes defectos. 

Primero, el mismo nombre. Dejando a un lado la inútil redundancia (toda memoria es histórica), la memoria es siempre selectiva: por limitación de la misma, por interés o por mala voluntad. Mientras la historia es siempre, o debe ser, exhaustiva y crítica, sin otro objetivo que la verdad. 

Segundo, no haber incluido en su recorrido la Segunda República, que estuvo lejos de ser un ejemplo de democracia y libertad. Durante la misma hubo numerosos atropellos y crímenes, muchos de ellos impunes y descuidadamente estudiados: asesinatos, incendios, robos y destrozos de propiedades rurales y urbanas, insurrecciones sangrientas…, a cargo no sólo de gente de derechas, sino de republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas…, que contribuyeron, no poco, al estallido de la guerra civil, que no bajó del cielo ni subió desde el infierno.

La ley de Memoria Histórica ha hecho justicia a muchos casos olvidados y necesitados de la misma. Aunque muchos años antes de esa ley, muchos de nosotros, y sin cobrar una peseta, hicimos algo por ella. Pero ha causado también malestar, discriminación -en ayudas, subvenciones, publicaciones…- y en ciertos casos sectarismo, siempre a favor del bando perdedor de la guerra.

La Historia reivindicativa, en cambio, estudia todos los casos sin discriminación alguna, sin prejuicios y sin sectarismo de ninguna clase. De lo contrario, sería propaganda partidista o sucia política con disfraz de historia.

Animo a pensadores, estudiosos, escritores, políticos, periodistas, humanistas… a reflexionar sobre estos puntos y otros similares, y a que nos hagan a todos partícipes de sus trabajos. Nos va en ello, en buena parte, el futuro próximo de la reconciliación y de la paz de nuestra sociedad.