Opinión

Traición y lealtad

¿Cómo de larga sería la lista de los traidores ilustres de nuestra historia: el que entregó a Viriato, el Conde Don Julián, Bellido Dolfos, Antonio Pérez, Fernando VII, el PNV en Santoña en la guerra civil y traicionando a Rajoy, Puigdemont huyendo en el maletero, traidor a España y a los suyos etc.? ¿Y la de los leales: Viriato, Numancia, Sagunto, Don Pelayo, los ocho siglos de Reconquista, el 2 de mayo y los que les siguieron, los nuestros del “En pie la gente libre por la libertad de la patria”...?

Hay lealtad si se comprende que hay unos valores, bienes o principios superiores y otros inferiores, y si se reconoce la obligación moral de anteponer los primeros a los segundos. Valiosa moralmente, es dificil, porque los bienes a los que renuncia suelen ser egocéntricos y materiales: riqueza, éxito, placer, fama, poder ..., la propia vida incluso. Para el traidor sin embargo, éstos son sus valores supremos o únicos, y para conseguirlos desprecia otros moralmente superiores: la libertad, la verdad, la paz, el bien común, la justicia, el amor, la amistad, la lealtad…

En las relaciones personales puede haber lo uno o o lo otro. Quien ha tenido padres buenos, ha sido para ellos lo más valioso, han sacrificado por su bien su propia comodidad, su tiempo, su sueño etc. Si es leal-agradecido, hace por ellos cuando están necesitados lo que ellos hicieron por él. O tiene hijos y hace también por ellos lo que se hizo por él. Para saber si priman entre nosotros la lealtad o el egocentrismo y la deslealtad, podemos mirar las residencias de ancianos y el número de hijos.

Más. Si dos personas se aman, cada una es para la otra máximamente valiosa, y por el bien de la otra cada una está dispuesta a renunciar a esos bienes inferiores ya señalados. Casarse es comprometerse a mantener el amor, ese bien superior. Para la conciencia moral, la lealtad, el cumplimiento de la palabra y de los compromisos son bienes importantes. Las estadísticas de divorcios confirman el diagnóstico de que nuestra sociedad anda escasa de lealtad y en muchos casos se antepone lo inferior a lo superior (familia unida, bien de la persona amada y de los hijos, fidelidad a la palabra dada etc.). Muchos divorcios, muchos abortos, apenas hijos, muchos perros … decadencia progresista.

En la amistad hay también lealtades y deslealtades. En ese terreno, Judas fue el mayor traidor. Traicionó al amigo, al Maestro, al mejor hombre, al salvador, al Hijo de Dios Padre, a la Verdad. Tuvo mala prensa, pero en alguna manera es hoy un modelo que sigue la Europa apóstata. Por contra, los otros once y muchos tras ellos dieron su vida por lealtad a Él y en testimonio de la verdad de su mensaje. Entre ellos, los miles de asesinados en la zona republicana durante la guerra civil. Heroicas su lealtad y su disposición a sacrificar por la verdad incluso la propia vida. ¿Sería posible hoy algo así?

En el ámbito de la política hay también lo uno y lo otro. Los valores o bienes elevados pueden ser aquí el bien común, la paz, la justicia, la libertad, las leyes, la patria, el orden público etc. No es una difamación sino una descripción decir que Pedro Sánchez es un traidor. Nos gobierna un traidor que obedece a otro parecido a él, el del maletero. Sócrates prefirió morir a incumplir las leyes de Atenas que lo habían condenado a muerte. Las veía como una especie de segundos padres que le habían criado y se sentía obligado a respetarlas como a los padres. Sánchez está en las antípodas. Sin conciencia moral, sin principios, no respeta ni las leyes, ni la verdad, ni la patria ni nada. Antepone a todo su propio éxito, su ego. Y si él es un traidor del nivel de “champions”, Chivite viene a ser algo parecido pero de tercera división.

Visto que en nuestras relaciones no abunda ni se valora mucho la lealtad, no es raro que haya mucho voto a Sánchez y a Chivite. Es una obligación moral renunciar si es necesario a bienes inferiores para hacer que triunfe la lealtad y fracase la traición.