Opinión

¿De quién es y de quién somos?

¿De quién es el Poder Ejecutivo, el Gobierno? De su presidente Pedro Sánchez. Nada que objetar a esto, pero todo que objetar a lo que sigue:

¿De quién es el poder legislativo en las Cortes Generales? De Sánchez, dueño también del Poder ejecutivo, y de los que lo sostienen: de Podemos, de los proetarras y de los golpistas catalanes que odian a España y quieren romperla y que desaparezca. 

¿De quién es -a quién obedece- el Fiscal General del Estado, que condiciona la actuación de la Justicia? Lo reconoció sin pudor: “¿quién nombra al Fiscal General? El Gobierno. Pues eso”. El Fiscal General, peón suyo, de su Gobierno, del Poder Ejecutivo.

¿De quién es -a quién obedece- el Consejo General del Poder Judicial que gobierna a los jueces? De quien tiene en él la mayoría, de la izquierda, y en última instancia de Sánchez, del poder Ejecutivo nuevamente.

¿De quién es -a quién obedece- el Tribunal Constitucional? Pues lo mismo, del grupo mayoritario en él, de la izquierda, de Sánchez, del Poder Ejecutivo. Son muy significativos para mal en esa mayoría sanchista dos Magistrados veteranos y tres nuevos. Entre los veteranos, Conde Pumpido, Presidente del Tribunal, que dijo estar dispuesto a mancharse la toga (el tribunal Constitucional no actuará en tal caso limpiamente) y María Luisa Balaguer, que presume de marxista y de constructivista del derecho, como si no tuviera que someterse a la Ley ya construida (a la Constitución) y tuviera derecho a construirla, a cambiarla, a su antojo. Entre los nuevos, el exministro de Sánchez Juan Carlos Campo, que dijo estar en un proceso constituyente, de cambio de la Constitución. Y Laura Díez (ex alto cargo de Sánchez y exasesora del independentismo catalán). Y la guinda, María Luisa Segoviano que al ser nombrada dijo no descartar el derecho de autodeterminación. En resumen, una mayoría dispuesta a no someterse a lo que la Constitución dice y a cambiarla saltándose el requisito de cambiar la letra y someter la nueva letra a referéndum. Para complacer a Sánchez, a los proetarras y a los golpistas catalanes.

Según esto, ¿de quién es España y de quién somos nosotros? Dice Montesquieu que “no puede haber libertad en donde el ejecutivo, el legislativo y el judicial están unidos en una o en un conjunto de personas porque debido a esta concentración surge el Despotismo Arbitrario”. El Déspota se ha adueñado de los tres grandes poderes del Estado y, como no acepta líneas rojas, está dispuesto a hacer lo que le dé la gana con España y con nosotros si no se lo impedimos, como si España fuera suya y nosotros también fuéramos suyos, súbditos sometidos, no ciudadanos libres. ¿De quién era España (los tres grandes poderes) entre 1939 y 1.975? De Franco. Hay coincidencias de fondo entre los dos personajes, aunque los mecanismos utilizados por uno y otro sean diferentes. También aquí lo distintivo de Sánchez es la mentira desvergonzada: valerse de instrumentos propios de la democracia para funcionar como un dictador.

¿Queremos que España sea una democracia presentable, con separación entre los tres poderes? ¿Que no sea destruida, que siga existiendo y sea una nación unida y próspera? Pues tendremos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para echar al Déspota y a sus socios del poder.