Opinión

Programación navideña

Darle las gracias por haber venido, por enseñarnos que hay un Reino distinto de este mundo, que el mundo es más que un gallinero, por perdonar los pecados. Por aceptar burlas, azotes y la cruz por cumplir su misión. Por ser el origen de una “carrera de relevos” de santos pasándose unos a otros, hasta nosotros, sus palabras de vida eterna... 

Echar en falta haber estado cuando dijo “hoy se cumplen las palabras que acabáis de oír” en la sinagoga, cuando las bienaventuranzas, cuando la adúltera, cuando se proclamó “Señor del Sábado”, cuando afirmó “se dijo… pero yo os digo...”. Haberle acompañado cuando rezaba solo de madrugada. O en Getsemaní. Haber estado en el Cenáculo con los que tampoco podían creer en su resurrección, cuando apareció.

Creer a los santos, y pedir el perdón para cuando llegue la hora. 

Ser menos cobardes que los que le abandonaron la noche de aquel Jueves o que el que le negó, capaces de vivir a contracorriente: muchos lo niegan hoy, satisfechos de vivir en un gallinero.