Opinión

Populismo sanchista

El populismo sanchistapodemita hace creer al pueblo ingenuo que es capaz de resolver con facilidad difíciles problemas y de mejorar extraordinariamente su vida. Falso. Como otros populismos, tiene un alto e inmerecido concepto de sí mismo. También como en otros, su optimismo, es fruto de la ignorancia, y uno y otra le han llevado a aplicar “soluciones” que han fracasado y han producido efectos contrarios a los buscados. La “Ley del sí es sí” es un ejemplo. Otro, su pésima receta para afrontar el problema del independentismo, engordando al monstruo. Otro, que vivimos peor que hace cinco años. Pero no reconoce sus fracasos, echa la culpa a otros. A los jueces en el caso de esa Ley, y para nada reconoce que sus pactos con ERC y Bildu sean un error. ni una traición Tampoco ha reconocido otros fracasos, por ejemplo sanitarios en la pandemia o económicos, ocultando o falseando datos; ni el fracaso de otras leyes como la que “soluciona” el problema de los transexuales de un modo que provoca daños irreversibles, ni el de la ley de educación que “soluciona” el fracaso escolar rebajando los niveles y promoviendo por tanto la ignorancia, ni el de la ley que “soluciona” el problema de los alquileres con una receta que empeora el problema, ni el de la antinatural y por ello promotora de fracasos ideología de género, ni el de su antipedagógica y dañina sexualización de los niños en los centros educativos etc. Bajo esta incapacidad de reconocer los fracasos hay soberbia, mala fe y mentira; que ya se sabe que es esencial en él.

Los populistas tienden a lo fácil, huyen de lo difícil. Así, en el sanchismo (y en el chivitismo) hay demasiada gente cuya vida ha sido eso, tender a lo fácil, no esforzarse, copiar tesis, apenas haber trabajado, vivir del cuento. Aborrecen a los que destacan por lo contrario, a los empresarios que triunfan, por ejemplo. Halagan demagógicamente al pueblo, le ofrecen regalos como los de Sánchez a diferentes sectores de la población antes de las municipales o como la “herencia universal” de la demagoga de “Sumar”, derechos sin deberes, consumismo sexual, aborto gratuito como si el embarazo fuera un virus que se contrajera sin haber hecho nada, muerte dulce cuando sea ya difícil consumir placeres, nada de esforzarse, de superarse, un “Mundo feliz” cutre y por supuesto ateo. En resumen, empujan a la sociedad a ser como ellos, vaga, cuentista, irresponsable, la degradan y la hacen decadente.

Los progresistas pasan con facilidad a ser populistas, no en vano ambos comparten esa soberbia, el alto concepto de sí mismos y la falsa superioridad moral. Así, el populismo en Sánchez es oportunista, falso como casi todo en él. Si la ignorancia es rasgo populista, su peor ignorancia consiste en ignorar el interés general y en tener sólo en cuenta su propia conveniencia. Una ignorancia así ha generado políticas que han hecho mucho daño a la nación: ha gobernado con los enemigos de España, como un enemigo más, no ha soportado estar sometido a la Ley y ha buscado controlar los tres poderes del Estado, llevando a España hacia un Estado y una democracia fallidos. Ha derrochado y ha aumentado la enorme deuda. Ha roto la convivencia con su guerracivilismo. Ha huido de lo difícil, no afrontando problemas como la sequía, la baja natalidad, la alta inmigración ilegal o la deuda ruinosa. Y más.

Como todo populismo, el sanchista deja un cúmulo de fracasos y daños, pero en nuestra mano está que consiga un último fracaso, el suyo electoral.