Opinión

Políticos machistas

El feminismo verdadero reconoce el igual valor de mujeres y hombres y busca la eliminación de desigualdades injustas. Es valioso y tiene buena prensa. Con el progresismo pasa algo parecido. Buscar el progreso verdadero también es valioso y está bien visto. Nuestros políticos de izquierdas presumen de feminismo y de progresismo. Por ejemplo, las superesetrellas de la legislatura, Sánchez e Iglesias. Pero en los dos se cumple el refrán “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Fijémonos ahora en lo del feminismo.

Muy ilustrativo fue aquel numerito de Sánchez recibido con aplausos por su consejo de ministros y ministras tras regresar de una cumbre europea. Ése es el papel en el que se encuentra en su salsa: aplaudido y reconocido como superior por las mujeres. Sánchez es un ególatra, un narcisista. Y en cuanto a Iglesias, presumió de hacer política con cojones, y si la expresión “macho alfa” ha tenido éxito referida a él, algo quiere decir también sobre su machismo. Pero si uno es un ególatra, un macho alfa, difícilmente puede reconocer que una mujer vale tanto o más que él, ser feminista. Al león jefe de una manada no le gustan las igualdades, sino estar rodeado de hembras que reconozcan su superioridad.

¿Alguien se imagina a Sánchez o a Iglesias siendo ministros en un gobierno presidido por una mujer, aceptando su liderazgo y superioridad? Si la respuesta es “no”, como parece, es que su feminismo es aparente, más falso que verdadero. Su espejito mágico ególatra les responde siempre: “claro que no hay nadie tan valioso como tú, y menos una mujer”.

La izquierda se dedica a la propaganda. Es lo que saber hacer. Si en las recientes elecciones de Madrid hubiera presentado candidatas y la derecha candidatos, y hubieran triunfado por goleada las mujeres, nos venderían su victoria como la victoria del feminismo sobre el machismo. La derecha podría con razón hacer algo así, pues ha sido la victoria de dos mujeres sobre dos fingidos feministas.

El machismo político de Sánchez y de Iglesias no soporta esa derrota femenina. Por eso, y para aparentar que no ha sido él el derrotado por una mujer, sino el pobre Gabilondo, Sánchez lo ha destituido. Por eso, y para no soportar la humillación diaria de haber pasado de la Vicepresidencia del gobierno de España a ser el derrotado por una mujer y a estar él en la última fila de la oposición madrileña y ella, la victoriosa, en el poder, Iglesias huye de la política. Si un león jefe de la manada fuera derrotado por una leona y pasase al último lugar del escalafón, quedaría muy tocado.

Significativo también fue el nombramiento a dedo por Sánchez de su esposa Begoña, que no es ni licenciada, nada menos que para dirigir una cátedra en la Universidad Complutense sobre “Transformación Social Competitiva”. He ahí una muestra de su falso feminismo y de su caudillismo bananero. El feminismo verdadero elimina injusticias. El falso de Sánchez las produce: es injusto que su Begoña ocupe ese puesto porque no está ahí por ser la mejor -sería lo justo-, sino por ser la pareja del líder de la manada, del macho alfa. Machismo puro y duro por tanto. Ningún presidente se había atrevido a tanto, pero el EGO hinchado y la cara durísima de Sánchez no reconocen líneas rojas en nada.