Opinión

Mundo feliz sin rebelión en la Granja

El comunismo quiso hacer un mundo ateo, pero también en esto el capitalismo consumista está resultando mucho más eficaz. Borra a Dios de las mentes conforme instala en ellas el nuevo opio del pueblo: el egocentrismo, el hedonismo, el culto al dinero, al cuerpo, al éxito, al bienestar, al placer, al poder ... Pero no actúa solo. La izquierda, paradójicamente, es su aliado fiel. No como en el treintaiséis con persecuciones sangrientas, sino con leyes anticristianas (derecho al aborto, eutanasia, trans, programas tipo Skolae ...), imponiendo la ideología de género, derribando cruces, multando a los que rezan ante los abortorios, encarcelando por falsos delitos de odio a algún cristiano rebelde etc. También ayudan la derecha atea y la que renuncia a los principios buscando votos (Cs., PP). Y desde dentro colaboran la pasividad y la tibieza, tan abundantes, tan poco dispuestas a imitar la vida del Maestro (faltan sacerdotes ...). Y ayudan del peor modo los jerarcas y no jerarcas que asumen modas del mundo ateo rectificando/traicionando el mensaje del Hijo de Dios (la vasija rectificando al alfarero (Is 45,9): sínodo alemán y otros), pese a que dejó claro que el mundo le rechazaría, y que venía a anunciar el Reino de Dios que no era de este mundo y a perdonar los pecados. 

Resultado: vidas presididas por el antiPadrenuestro: “venga a nosotros no el Reino de Dios sino nuestro reino de este mundo, hágase en él nuestra voluntad, no pedimos perdón”. Pero ese único reino no anda lejos de los mundos infrahumanos de las distopías famosas. Si Orwell representó en “Rebelión en la granja” la realidad de los países comunistas, con más razón la granja puede representar la realidad de nuestro mundo ateo, no comunista sino consumista, y dócil, sin rebeliones. Las coincidencias no son pequeñas. Los animales y los sin Dios, y los habitantes de “Un mundo feliz” o de “La máquina del tiempo” se afanan con dedicación exclusiva en los asuntos de la granja: bienes, placeres, culto al cuerpo, éxitos, viajes, sexo, hobbies, forofismos, reconocimientos, cháchara, cacareo ... Su único reino es la granja. Las redes sociales mantienen a las mentes centradas en la granja, en el cacareo, prisioneras en la caverna. 

En cuanto a lo de perdonar los pecados, ni los animales ni los humanos sin Dios ni los de “La máquina del tiempo” ni los de “Un mundo feliz” necesitan ni quieren perdón alguno ni un salvador que les perdone. La indiferencia frente a esa misión del Hijo del Hombre es total, no hay sentido de pecado, de culpa. El “no me arrepiento de nada” preside las vidas en la granja. Nada de culpas personales. Si acaso colectivas y sólo con respecto a la macrogranja, a la madre Tierra, la diosa del ateísmo progre. No con respecto a Dios. 

Si la vida en la granja se parece en estos asuntos a la de los animales, no es raro que lo mismo pase con la muerte. Los humanos de la granja mueren, como los animales, yendo a la nada. Y si a un gato viejo o enfermo se le pone una inyección y se le eutanasia, la izquierda legisla para que a un hombre viejo o enfermo se le haga lo mismo en la granja, como ya previó otra distopía, “Un mundo feliz”.

En cuanto a la política, también “1984” nos advirtió de la llegada de un Gobierno basado en la mentira masiva. Muchos han señalado con razón las semejanzas entre lo que se lee en ese libro y lo que ocurre en la granja española. Con razón, porque el Gran Hermano Sánchez es un Gran Mentiroso. Nada extraño es que tenga éxito, pues en nuestra granja la Verdad no importa.