Opinión

Medios y fines

En la relación entre medios y fines, los medios son instrumentos y, como tales, valen sólo si permiten conseguir los fines deseados. Si no, mejor prescindir de ellos. Pero en la política española ocurren disparates y a veces los medios no se usan para conseguir los fines buenos para los que fueron ideados sino para fines contrarios. O también se produce una inversión absurda y los medios se convierten en fines, lo subordinado (los medios) pasa a ser lo más importante y se deja de lado a lo importante (los fines). 

La Constitución, por ejemplo. Se creó como un medio para conseguir ciertos fines buenos: la reconciliación, la unidad de la nación, la igualdad ante la ley y las libertades de expresión y de educación, y para excluir el totalitarismo. Pero la izquierda y los nacionalistas han abandonado esos fines y en lugar de la reconciliación unos buscan el enfrentamiento guerracivilista y otros la ruptura de España. La igualdad ha desaparecido con la continua concesión de privilegios a los nacionalistas. La ley de Violencia de Género trata desigualmente a hombres y a mujeres (peor a ellos). En los sistemas totalitarios, el Estado somete al individuo y a la familia, y la izquierda ha tomado un camino de ese tipo: con sus leyes de Memoria, el individuo queda obligado a pensar sobre la historia lo que mande el Gobierno. O con la ley de Educación de Celaá,los hijos no son de los padres sino de los Gobiernos de Sánchez o de Chivite, que con programas tipo Skolae les imponen una ideología opuesta a las creencias religiosas de sus padres. 

Está también la monarquía, instrumento de unión y de vínculo con la historia. Además de los malos usos del ex Rey que han contribuido a desacreditarla, el actual Gobierno trata de anularla, de convertirla en ineficaz, de hacerla un instrumento inútil y prescindible.

En cuanto a las autonomías, se concibieron como instrumentos para acercar y hacer eficaz el poder, pero la tendencia de la burocracia a crecer y a convertirse en un fin en sí misma, ha transformado en fines lo que debían ser medios, creando un tinglado gigantesco, torpe y carísimo que en buena parte sirve para que una clase política enorme viva a costa de los ciudadanos en 17 miniestados con 17 selvas de leyes en muchos casos diferentes que entorpecen la unidad y el buen funcionamiento del país. 

Y los partidos… En teoría, instrumentos para representar y resolver los problemas de los ciudadanos. En la práctica, están convirtiéndose en instrumentos poco eficaces al no seleccionar buenos líderes sino mediocres incapaces de cumplir su función con eficacia. Además, en vez de solucionar los problemas graves (deuda enorme, independentismo, pensiones, persecución del español, bajísima natalidad, inmigración ilegal…) los dejan a un lado sin resolver. En muchos casos buscan, más que solucionar los problemas (el bien general), su propio bien, ocupar el poder y repartir cargos y buenos sueldos entre correligionarios y socios. En vez de ser medios se convierten en fines. Ejemplo de mucho de esto, el ínclito PSN y su líder. No el bien de Navarra, sino el suyo es el fin primero y principal: estar en el poder como sea, mintiendo (diciendo “con Bildu no”, y haciendo “con Bildu sí” y blanqueándolo), pactando con quienes quieren acabar con España como nación y con Navarra como unidad política, sumisos a Urkullu y a los intereses personales de su señor de Madrid, creando cargos y más cargos innecesarios para llenar el bolsillo de los suyos y de sus socios, como si ese dinero nuestros fuera suyo: ya desde un principio, 6 millones anuales de sobregasto en cargos superfluos. Luego (el socio batasuno LAB ha añadido) han creado 492 jefaturas de sección injustificadas. Navarra + ha señalado todavía más. Según eso, Chivite, su PSN y sus socios son una máquina de malgastar. Como para meter en la urna su papeleta en las próximas elecciones.