Opinión

Inteligencia para el mal

En los manuales de psicología no suele aparecer este tipo de inteligencia, pero existe: hay gente más y menos capaz de hacer el mal. Una condición necesaria para su funcionamiento a pleno rendimiento es la ausencia de principios morales, el tener interiorizado que todo está permitido. Con su “Si Dios no existe todo está permitido”, Dostoievski vino a decir que ser ateo es otra condición para ejercitar plenamente la inteligencia para el mal, aunque no todos los ateos lo sepan ni lo hagan, porque creamos o no en Dios, si hemos sido educados para ser decentes y hemos hecho nuestras unas normas morales, esas normas interiorizadas ejercen una especie de censura en nuestro pensamiento, bloquean la inteligencia para el mal y no nos permiten plantearnos ciertas cosas, y menos aún hacerlas. En cambio, sí se le pueden ocurrir a quien sea totalmente amoral, y puede llevarlas a la práctica con desparpajo e incluso con satisfacción. 

No quiere decir esto que si somos poco inteligentes para el mal seamos buenos. Somos malos de un modo vulgar, hacemos cosas que están mal pero que están muy vistas, no somos creadores, originales. Además, como sabemos que no todo está permitido, cuando hacemos el mal nos sentimos interiormente mal, sucios, con la sensación tener en el alma aquella mancha de la que hablaba Sócrates. Por el contrario, el que está por encima del bien y del mal puede sentirse satisfecho del mal que ha hecho. Puede reírse de sus víctimas con aquella risa horrible con la que Sánchez se rio de Feijoo en la investidura, la risa satisfecha del sádico.

Efectivamente se trata de él. En ciertos factores de inteligencia, no destaca. No fue capaz ni de hacer su propia tesis doctoral. Pese a sus cientos de asesores, se le ve escaso de lecturas y de buena formación. Pero en inteligencia para el mal destaca, y reúne las condiciones para ejercitarla en plenitud: ateísmo y ausencia de ese censor interno. Y no se arrepiente sino que está encantado de sus fechorías. 

Se dice de él con razón: “no tiene principios”, “está dispuesto a todo”, Pero ¿Qué es ese “todo”? Si miramos hacia atrás, podemos verlo concretado. Es verdad que recordar sus maldades resulta repetitivo y deprimente, pero conviene no olvidar:

  • La tesis copiada (no llevó a los tribunales a los que destaparon el fraude, como dijo que iba a hacer (otra falsedad), lo que equivalió a reconocerlo). Una muestra de dos precoces capacidades suyas: la de engañar y la de estar dispuesto a todo. 

  • La urna con pucherazo en un Comité Federal del PSOE. Mostró otra de sus capacidades, la de degradar la democracia, y confirmó la de estar dispuesto a todo.

  • Todo se lo permite a la hora de jugar sucio, por ejemplo acusar falsamente a Ayuso y a Feijoo de algo que él sí ha hecho, favorecer económicamente a su esposa y a sus amigos. 

  • Es hábil para seleccionar individuos dispuestos, como él, a todo y que le sirvan. Seleccionó a Marlaska, dispuesto por ejemplo a cesar a un coronel por haber cumplido la ley, a lo que haga falta. A SU ministra Dolores Delgado la hizo SU Fiscal General. La sustituyó como Fiscal General por un sujeto considerado inidóneo por el Consjo General del Poder Judicial al que mantiene sin pudor y que se ha creado serios problemas. Es SUYO el Tribunal Constitucional tras colocar en él a una colaboradora SUYA y a un ministro SUYO que reconoció que están metidos en un cambio de la Constitución (de Régimen) pero ilegal, incumpliendo la Constitución, con trampas. Y tras colocar como presidente a Conde Pumpido, que reconoció estar dispuesto a mancharse la toga (más claro agua). Es SUYO el CIS con Tezanos, tan dispuesto como él a no decir la verdad y a manipular. Son SUYOS el Centro Nacional de Inteligencia, las televisiones públicas... Posesiones o controles con los que se va convirtiendo en un autócrata dueño de todo. Por desprestigiados que éstén, mantiene a estos colaboradores dispuestos a todo si cree que siguen siéndole útiles, y los tira cuando piensa que dejan de serlo o que le perjudican (Ábalos).

  • Sólo alguien muy capaz para el mal puede urdir esa farsa de hacerse la víctima y retirarse para aparentar que meditaba si abandonar o no el poder. Y sólo alguien muy caradura es capaz de llevarla a la práctica, burlándose de su propio partido, de sus votantes y de todo el mundo, anunciando luego “urbi et orbe” su vuelta y marchando finalmente a mezclar al Rey en su pantomina. No respeta ni al Rey ni a la ciudadanía a la que escribió la carta.

Ha sido capaz de esto y de más. Su osadía y habilidad para el mal son grandes y no es raro que los que le deben el puesto y el sueldo gritaran, lloraran y le pidieran que no se fuera. El degenerador de la democracia ha finalizado su penúltima farsa con otra, la de anunciar que vuelve dispuesto a regenerarla. Y ha advertido de que su vuelta supone un “punto y aparte”, un cambio cualitativo, revolucionario. A ningún gobernante demócrata se le pasaría por la cabeza algo así. Hay que ponerse en lo peor, en que vuelve dispuesto a todo, a someter a los jueces, a la prensa, a instaurar el imperio de SU voluntad y no el de la ley, a llevarnos hacia Venezuela, quizás a la república, a aniquilar la nación... ¿Cómo serán en concreto ese “lo peor”, ese “todo”? ¿Qué operaciones sucias hará? ¿Qué voluntades dispuestas a todo seleccionará y comprará, a cuáles amenazará, difamará, chantajeará etc. ¿Será capaz la oposición de anticipar sus movimientos malignos, de prepararse para evitarlos, de reaccionar y anularlos? 

Futuro muy oscuro, pues hasta ahora ha tenido éxito. Ojalá tenga razón el refranero cuando dice “tanto va el cántaro a la fuente...” o “a todo cerdo...”. A algo así se refería el director de “El Debate” Bieito Rubido cuando dijo “Si continúa, que se prepare, porque su fin va a ser más trágico”. Y antes Abascal cuando le recordó a Musolini colgado cabeza abajo. A los dos los han llamado fascistas y acusado de odiar cuando le advertían de un peligro. Lo vamos a oír muchas veces más. Aquí, la lorito de Sánchez ya ha repetido lo de su dueño, que quiere mejorar la democracia, combatir las “fake” y el odio en su Nafarroa. Con Bildu. Otra con mucha cara y sin sentido del ridículo.