Opinión

¿Es la economía, estúpido?

Muchos dan por buena la leyenda de que Bill Clinton ganó las elecciones a Bush en 1992 gracias al eslogan del título (sin interrogantes y con exclamaciones), y desde entonces otros líderes políticos y muchas gentes, además muy de derechas, repiten lo de “es la economía ...” como si fuera la gran verdad. Para empezar, ya resulta chocante que líderes políticos procapitalistas y gente derechosa digan lo mismo que el marxismo más ortodoxo, que la economía lo determina todo: los cambios de gobierno, las elecciones, las políticas, las instituciones sociales, las costumbres, las ideas, la moral ...

Entre nosotros, Mariano Rajoy, cuando ganó por mayoría absoluta, abrazó ese error de que la economía lo es todo, y basándose en él gobernó. El resultado fue que desperdició su mayoría absoluta aceptando la ingeniería social que había empezado Zapatero para transformar la sociedad. No remedió ninguno de los desastres ideológicos del zapaterismo. Aceptó (no derogó ni cambió) la ley de violencia de género, la de Memoria Histórica, la del matrimonio homosexual, la del aborto, la de educación (que siempre es socialista y siempre es peor que la anterior), la LGTBI, el feminismo antifamilianatural y antiheterosexual, los innumerables chiringuitos etc. Se equivocó porque no solo las necesidades materiales son importantes. La prueba es que millones de votos se han ido del PP a VOX, que defiende lo que Rajoy abandonó y dejó indefenso. ¿Es la economía, imbécil -como dicen-, o eres imbécil por creer que es solo la economía lo que importa? 

Rajoy perdió el gobierno huido cobardemente de la moción de censura, y desde entonces los males que causó Zapatero se han multiplicado con la Ley de Memoria Democrática, la Ley Trans, la de eutanasia, con las cesiones a los independentistas catalanes, a Bildu y al PNV, con otra ley aún peor de educación, con que los hijos no son de los padres, con la pésima gestión de la pandemia, con el no ocuparse del invierno demográfico, con el derroche continuo, con una deuda insoportable, con el país en la ruina. El escándalo más reciente: el regalo de veintiún mil millones a Irene Montero para malgastarlos en chiringuitos, cargos, cursos, talleres, estudios, encuentros, empoderamientos, festejos … feministas, de “igualdad”, de género, LGTBI etc. 

En lo económico, el saldo final de las políticas de los gobiernos del PSOE fue desastroso con Gonzáles y Zapatero, y está siéndolo también con el mentiroso. ¿Aprenderemos a la tercera? Sánchez perdería las futuras elecciones si lo económico fuera todo, pero hay más cosas: el control de las televisiones, la manipulación, la demagogia o lo ideológico. 

Feijóo tiene fama de buen gestor, de que lo de la economía lo hace bien. Lo otro no parece quitarle el sueño ni a él ni a su secretaria general. Si el PP llega a gobernar tras las próximas elecciones, será urgente que se ocupe de la economía, pero no solo. Si repite el error de Rajoy, será peor para él (más huida de votos a VOX) y para todos.

También en Navarra UPN ha sido mucho mejor gestor de la economía que el cuatripartito y el pentapartito, especialistas en subir y malgastar impuestos en el Gobierno con más Consejerías y cargos innecesarios (“¡Chivite, colócanos a todos!”), en subirse el sueldo con la economía llena de ERES o ERTES etc. El último caprichito: una jefa de Gabinete innecesaria para el innecesario Defensor del Pueblo. Más malgasto y más impuestos.

UPN puede caer también en el futuro en la tentación de Rajoy. Muchos consideran una especie de verdad eterna que si UPN quiere gobernar ha de ser siempre con el PSN, nunca solo. Con esa floja moral de lucha por las propias ideas y de victoria, es fácil que, llegado el caso, se proponga gobernar como el PSN, complaciéndolo en lo ideológico para que le dé el “sí”, sólo que mejor en la economía. Si lo hace, traicionará sus principios del humanismo cristiano y le puede pasar lo que al PP de Rajoy.