Opinión

Zahorí de Plata a Pepe Alfaro

Desde la primera edición del Zahorí de Plata he ejercido con El Pocico el que siempre he considerado el honorable oficio de juglar”.

Palabras recientemente pronunciadas por José Javier Alfaro, Pepe, honorable Zahorí de Plata 2010. Palabras que, en mi opinión constituyen una declaración de principios sobre la que ha sido y es una de sus inclinaciones personales y profesionales más distinguidas: la poética.



La poética pero desde la juglaría, es decir, el dominio de las palabras y de su expresión más bella pero siempre accesibles al más amplio auditorio, a un público diverso siempre de carácter popular. Lo que implica una destreza sutil de lo expresivo pues en esto de las palabras tan importantes son los mensajes como la forma de transmitirlos. Y eso Pepe, el juglar, lo sabe.



Porque un juglar es un mago de la palabra. Un alquimista de la gramática que mezcla en la retorta de un papel en blanco verbos y adjetivos, conjunciones, adverbios y sustantivos, para ofrecernos en forma de poesía la misma piedra filosofal.



Recientemente falleció Labordeta. Salvadas sean todas las distancias que queramos poner, pero encuentro en ambos ese mismo amor juglar por el canto directo, por lo más entrañable de los espíritus sencillos. Sencillos no es lo mismo que simples. Espíritus sencillos y esenciales; donde reside la mejor alma de los pueblos y que se expresan con palabras dispares e igualmente bellas.



Aún quisiera señalar otro paralelismo entre los dos. Pues si Labordeta gustaba de llamarse agitador cultural, con toda la razón, a Pepe lo califico de agitador pedagógico, por ese vínculo directo y profesional que durante tantos años ha mantenido con la enseñanza. A la que tanto entregó y de la que tanto obtuvo, según él mismo afirma. Una dedicación que, como en todas las almas nobles, fue más allá de lo necesario para convertirse en una militancia. Porque la profesión de maestro, -en realidad es eso: una ‘profesión’-, y esto lo digo a favor de todos los maestros, exige, altas dosis de militancia, de activismo profesional desinteresado.



En este aspecto Pepe ha sido considerado por sus colegas, y por sus alumnos que se cuentan por centenares, como un excelente modelo de maestro. Quien más allá de ejercer de transmisor de conocimientos ha sabido provocar, incentivar, encender la llama de la curiosidad para descubrir la variedad de posibilidades que el mundo esconde. Desde sus múltiples facetas de educador le valoramos esa capacidad para inquietar que está contenida en toda actitud positiva hacia el conocimiento. ¡Ojalá fuéramos capaces de estimar la importancia de estas personas singulares que nos estimulan siempre hacia lo que es tempestivo y procedente!



Y además con alegría, desde el optimismo más natural, porque… ¡qué alegría encontrarse por la calle con alguien que sonríe como Pepe! Es una disposición que favorece la salud… Sí, sí, también la salud física. Un sentido optimista de la realidad que ha aplicado continuamente en el aprendizaje desde su convencimiento de que este puede, -y debe- ser divertido; la concepción del aprendizaje como un juego desde el que disfrutar ejercitando la mente. Una certeza a la que dio forma en otros tantos libros que han hecho las delicias de los escolares y de sus padres.



Como mi papel de Alcalde permite alguna licencia, me tomo la libertad de resaltar tu contribución al mejor conocimiento de la poesía del, quizá, primer poeta tudelano: Yehuda ha-Lévy, de verso esencial y certero, fuente de la lengua castellana que poetizó por estas calles nuestras en cuyo aire todavía flotan sus jarchas al amor, al vino y la amistad. Jarchas como tú has escrito a centenares jarchas. “Poemas para la ocasión” que tú has compuesto para los momentos señalados de nuestro calendario y que nos hacen vibrar y emocionarnos en cada circunstancia.



El Alcalde tiene la ocasión excepcional de agradecer tu continua colaboración en diversos actos culturales, desde la Semana Literaria a diferentes concursos, exposiciones, encuentros, cursos y otras acciones culturales que al contar con tu ayuda han redondeado la geometría de su concepción hasta resultar mucho más cabales. Gracias. Gracias de verdad, sobre todo por haber sabido mantener la llama poética de La Ribera a través de “Traslapuente”, nuestra veinteañera revista literaria, cuyo vigor no ha decaído una sola vez desde que viera la luz en mayo de 1990. Sé que es labor de un grupo de “locos” de la literatura, personas cuya variadísima circunstancia tiene un denominador común: el amor a la poesía, a la literatura.



Mirando su larga trayectoria no me cabe sino decir: ¡qué feliz proyecto! Y confiar que se mantenga, que lo mantengáis, mientras exista la inquietud literaria que ahora os nutre. Es un lujo para nuestra ciudad, para La Ribera entera y una evidente muestra de nuestro vigor cultural contra los agoreros y manidos pronósticos sobre el “erial cultural” de nuestro entorno o, más generalmente, de quienes se refieren al “agotamiento cultural”, más concerniente a esta época que a una zona geográfica concreta.



Gracias que extiendo a todo el Grupo Literario de Traslapuente y que, a modo de homenaje deseo recordar la memoria de los que ya no están con nosotros, como Juan Colino y Victoriano Bordonaba, entre otros. Sé que compartes el Premio con todos y estoy seguro que todos tenemos ahora un recuerdo especial para ellos. Pues… ¡que la tierra les sea leve!



Queridos amigos de El Pocico, debo reconocer que, de nuevo, es certera vuestra elección. Seguís teniendo el fino olfato que os caracterizó desde el principio para elegir los mejores candidatos. Hoy por hoy me atrevo a decir que el Zahorí de Plata es el premio más prestigioso que un navarro de La Ribera puede recibir.