Opinión

Yo quiero ser minero

Ójala la pregunta me la hubiese hecho antes, pero lo cierto es que hasta que no conocí las verdaderas condiciones económicas, sociales y laborales con las que viven los mineros de este país, lo cierto es que cada día me entran más ganas no sólo de indignarme sino de ir a una mina y meterme cien metros por debajo del suelo para no sé que mineral ya no rentable coger.

Lo cierto es que quizá sea el sector de la minería en nuestro país uno de los grandes privilegiados por los gobiernos de España, y encima tienen ahora el poco valor de quejarse. Cuatro mil personas son los mineros que tiene este país. Han oído bien, un cuatro y tres ceros (frente a los cinco millones de parados) es el número redondo. Su salario, un lujo: 5.000 más extras, y pa eso no hace falta ni estudiar. Sus extras: tres meses de vacaciones (uno más que los profesores), seguro millonario de vida que paga la empresa, y en algunos casos (por ejemplo para los mineros extranjeros, que ya son más de la mitad) la compañía te paga hasta la casa.

Todo eso por soportar unas condiciones laborales que riéte tu de los mineros aquellos a los que cantaba Antonio Molina. Por contar una anécdota, resulta que es la minería el sector industrial que menos accidentes de trabajo ha causado en los últimos diez años en España, sólo por encima de la energía nuclear. Es decir, que podemos decir que de peligroso, nada. Ahora, que te puedes quedar dentro si hay un terremoto… claro, pero es que si ocurre un movimiento de nuestra superficie terrestre, lo más probable es que no sólo sean los mineros los que se queden sepultados, desgraciadamente, bajo tierra.

Pero a esto, que no hay nada que reprochar, se suma una indignación cuando uno conoce el por qué del conflicto que llevó una marea negra hasta la capital española. Resulta que el 'conflicto', si es que le podemos llamar eso, es con la empresa o compañías que manejan el sector. En total, las cinco primeras del ranking (Samca, Hunosa, Endesa, Carbonar y Inecasa) facturan al año más de 6.000 millones de euros de beneficios, de los cuales casi el 50% de la facturación sale de la 'subvención' que daba el gobierno español. Es entonces cuando uno hace números a buen cubero y llega a una conclusión: la protesta no la hacen los obreros, sino las empresas que los acojonan porque no están dispuestas a ganar un 50% menos en época de crisis.

Pues yo lo siento mucho, pero creo que gobernar es hacerlo para la mayoría, y no me parece ni mucho menos justo que se haya montado tal cristo por un sector que no emplea ni al 0,002% de la población activa de este país cuando estamos el resto con el agua al cuello. Vamos, que a los mineros les ha llegado la hora de aparcar los coches de lujo y apretarse, como todos el cinturón. A picar, nunca mejor dicho.