Opinión

Y ahora qué...

La Campaña Electoral tuvo una fuerte bipolarización, vimos a un PSOE en clave más española que nunca, al apoyar una fuerte ofensiva policial y judicial frente a los terroristas y a los que les apoyan; con la herida abierta en su cuerpo del asesinato de Isaías Carrasco. Ha obtenido unos resultados espectaculares en Cataluña y País Vasco, blandiendo el “miedo a la vuelta del PP”, ha recogido votos de ERC, de EA y PNV, y sobre todo de Izquierda Unida. Puede que estemos entrando en un momento en que lo cool ya no sea ser nacionalista periférico, ya no atraen tanto a los jóvenes, y su victivismo resulta cansino.

El PP ha tenido unos magníficos resultados en Murcia, País Valenciano y Madrid, y más que dignos en Andalucía y Castilla La Mancha. No se demostró, que una mayor participación facilite el aumento de voto al PSOE. Sin contar Cataluña, el PP hubiese ganado las elecciones, ya que ganó votos incluso provenientes del PSOE. También la UPyD resto votos al PSOE e IU.

Lo que el PP no ha logrado es defender bien sus referencias marco, visualizar el tipo de sociedad que propone en contraposición al modelo socialista, que ZP comunica de manera simplista y eficaz. El PP se apoya en sus 10 millones de votantes, que no son pocos, pero no han sido suficientes, por sus propios errores: incoherencias en el tema de estructura del Estado, la falta de coraje y convicción en la defensa de muchos de sus postulados, viéndose arrastrado por la sociedad civil, como con el canon digital, la Avt o la EpC.

El cerco mediático televisivo prosocialista, ha impedido al PP mostrar suficientemente durante la legislatura sus mensajes de centro derecha liberal, y muchos de los que deberían ser sus votantes objetivos, tienen una fuerte rechazo al PP y votan PSOE, o se abstienen antes de votar al actual PP. Ha sido muy eficaz la sistemática propaganda socialista de pintar como extremista al PP, que ha estado sometido a un verdadero cerco, por las nuevas posiciones izquierdistas y nacionalistas del PSOE, que al coincidir con las del resto de la oposición parlamentaria, logró que fuese visualizado el aislamiento del PP. Al PSOE no le ha interesado aceptar como normal el disenso y la discusión parlamentaria con la oposición. Sino que reflejo de su débil concepción democrática, ha explotado muy bien a su favor, la soledad del PP, y se ha colocado virtualmente en una posición de centro.

Esto viene de antiguo, ya que desde la Transición todas las propuestas de debate, de los distintos marcos ideológicos, sistemáticamente la derecha ha dejado que se definiesen desde el campo de la izquierda, la derecha no ha dado la batalla de las ideas, por sus propios complejos. Ni aún cuando estuvo en el poder supo dar las batallas por sus valores. La derecha estúpidamente ha pensado que con arreglar la economía, era suficiente, “que es lo más importante”, que lo demás vendrá por si sólo. No se quiere enterar, que para avanzar electoralmente tiene que hacer prosperar en la sociedad “sus marcos de valores referenciales” en los que cree, ya que no se puede estar cediendo una y otra vez, por ejemplo en temas educativos, y luego querer convencer de la bondad de sus propuestas en una corta campaña electoral.