Opinión

UPN, camino del absolutismo

Hasta el día 8 de junio tiene de tiempo UPN para apostar por la regeneración y el cambio de caras. Ese día, el hotel Iruña Park acogerá su Asamblea General y, visto lo visto en el Consejo Político que celebró la formación regionalista el viernes pasado en Tafalla, el partido no tiene intención ni de cambiar de caras -contando más con sus bases-, ni de plantear un programa acorde a los tiempos y alejado de las inercias que arrastra tras décadas en el Gobierno. Y, lo que es aún peor, cerrará sus cauces abiertos tanto a la participación de los afiliados y simpatizantes, como de las gentes cercanas a las siglas, por perfil social.

Vista la propuesta presentada el viernes día 30 por José Javier Viñes, que propuso limitar a 8 años el ejercicio de los cargos, así como dar mucha más participación y capacidad de presentarse como candidato al militante -entre otras cosas-, que quedó cercenada a través del secretario general de UPN, Óscar Arizcuren, que sustituyó la 'idea' por una propuesta de renovar sólo el 20% de las listas, si la Asamblea del día 8 refrenda el planteamiento, UPN dejará de ser un partido abierto, para pasar a convertirse en otro PSN endogámico, fagocitador y muerto.