Opinión

Tubal

Lo que cambian los tiempos. Durante siglos, los navarros han estado presumiendo que el fundador de su estirpe, de su raza y de su lengua fue también el primer vascongado, que vino a esta tierra poco menos que como enviado de Dios. Vasco también, quién lo diría, fue el primer tudelano y el primero de los tafalleses, que todavía lo honran presidiendo el escudo de su ciudad.

Según esta creencia, Tubal era un nieto de Noé y quinto hijo de Jafet. Flavio Josefo, en el siglo primero, escribió que “fundó Tubal a los tubelos, a los que ahora se llaman iberos” y a partir de entonces surgieron todo tipo de teorías. La más común es que en el año 2163 antes de Cristo y el 142 después del Diluvio Universal y del fracaso de la Torre de Babel, llegó Tubal a estas tierras, trayendo una de las 72 lenguas que confundieron a los constructores de aquella pretenciosa torre: El Bascuence.

Por estas tierras enseñó la lengua, fundó pueblos y perpetuó su nombre denominándolos Tubalia, que luego se convirtieron en Tafalla y Tudela. Así al menos lo creyeron los historiadores medievales, como el arzobispo Ximénez de Rada y el rey Alfonso X el Sabio. Éste sostenía que, al poblar España, Tubal había traído una misma lengua que al final quedó reducida a Cantabria y Vasconia. Los iberos eran los primeros habitantes de la península y el euskera la lengua de todos. En el siglo XV Lope García Salazar sitúa en Navarra como el inicio de la expansión de la raza y de la lengua. Para Garibay, además del bascuence, Tubal trajo los Fueros, con lo cual entroncaba las leyes vascas con el Génesis.

Tudela aceptó gustosa esta historia y se tituló “Antiquísima, Nobilísima y muy Leal Colonia de Tubal”. En 1632, la Historia de Navarra del tudelano Pedro Agramont insistía en que el fundador de Tudela trajo la lengua vasca a la Península después del Diluvio. Y en 1682 el tafallés Francisco de Eraso, obispo de Córdoba, editó en Sevilla Discursos históricos sobre la población de España, en el que se prueba por la parte, que Tubal dio principio a la población y que la Ciudad de Tafalla es de las primeras que fundó. Es la primera historia de Tafalla. Afirma que Tubal fundó la ciudad y trajo consigo la lengua cántabra o bascuence y que se había mantenido en estas tierras por "la condición de sus naturales, los cuáles con raro tesón y constancia en todos los tiempos han conservado sus costumbres, ritos y libertad, y la misma constancia y tesón han tenido en conservar su lengua primitiva...". Eraso se muestra como el primer tafallés defensor del euskera, diciendo que "algunos de los que no entienden Basquence han dicho que no es lengua perfecta" y eso, dice Eraso, "es hablar como cosa que no entienden, porque es lengua muy perfecta, y capaz de escribirse como todas, y más suave y fácil a la pronunciación que muchas".