Opinión

Tregua y negociación

Ha pasado ya tiempo suficiente para asentar la euforia que inevitablemente se instaló en el ánimo de todos cuando ETA anunció su alto el fuego permanente. La oportunidad tiene visos de ser histórica, y por ello la prudencia y una meditada y pausada reflexión debe presidir cada paso que se vaya dando por el Presidente del Gobierno, único que debe liderar todo este proceso.

Lo primero que debe pedirse es altura de miras, absoluta transparencia y lealtad para con los otros actores del proceso, que sin una necesaria participación directa deben ir conociendo, con discreción pero sin demora, todos y cada uno de los pasos que se vayan dando en lo que se augura largo y tortuoso camino. Esos otros actores secundarios, que también tienen que jugar un papel imprescindible en todo el proceso, no deben pretender robar protagonismo al actor principal, pero deben estar atentos para que tampoco éste se extralimite.

Fijar los límites dentro de los cuáles el Presidente tiene carta blanca es un deber de todos los “secundarios”, y dentro de éstos Navarra tiene mucho que decir. Si uno analiza los comunicados de ETA y como no puede ser de otra manera coincide su reivindicación con la de los nacionalistas, porque ETA sin pistolas no es sino un nacionalista, radical, pero nacionalista. Por lo tanto ya están sumándose al carro de que todo es negociable, que no debe haber exclusiones, que es una gran oportunidad. Y nosotros decimos sí, pero... Por si acaso que sepan que de Navarra y su futuro no cabe hablar nada en ninguna negociación con ETA, y que en Navarra no vamos a replantearnos ni nuestra foralidad, ni nuestra territorialidad, ni nuestro amejoramiento, porque así lo quiera el mundo abertzale. En Navarra, los partidos en el gobierno jugamos con las cartas sobre la mesa, la oposición nacionalista las empieza a enseñar ahora que ya no tiene comodines... y mientras tanto: ¿Qué piensa el PSN?