Opinión

Todos los Santos o Halloween: ¿Qué es más nuestro?

Esta semana ha tenido un protagonista indiscutible. La celebración del 1 de noviembre ha mostrado, a las claras, cómo se interpreta la realidad en estos tiempos. Mientras unos recordaban a los difuntos siguiendo la tradición cristiana, otros acudían a fiestas y aquelarres de brujas

y muertos -como en Trasmoz -, y los más ingenuos revivían esa fiesta celta de los muertos que los yanquis han frivolizado, popularizado y mercantilizado, convirtiendo Halloween en una mascarada comercial e impía, superficial, desenfadada y cateta, hasta un punto insospechado y casi ingrato.



¿A qué edad celebrar Halloween pasa a convertirse en carnaval fútil, desenfado hortera, olvido inconsciente? ¿En qué parte de las flores de los campos santos está el dolor real y el recuerdo o el hábito hipócrita? ¿En qué lugar de todo este ruido innecesario se encuentra el recuerdo abnegado,

el respeto por el que ya no está? Desde luego, en el corazón de cada cual. ¡En todas partes y en ninguna, ya que la celebración es así! Pero un Todos los Santos como el vivido este año, más alegre y "divertido" que nunca

en torno a esa fiesta tan "tradicional", hace dudar sobre qué es más nuestro: ¿El oscuro y beato recuerdo por los fallecidos o la celebración pagana ancestral?