Opinión

Terror y terrorismo

Igual que el síndrome post-vacacional es una excusa para no aceptar la realidad, ahora que este domingo se celebra el 10º aniversario del atentado contra las torres gemelas de Nueva York, bien merece la triste efeméride un mínimo de reflexión para comparar qué puede llegar a ser peor: el temido terrorismo que acecha a occidente, o el terror infundido por el propio Estado.



Se habla de lo que supuso la caída de forma violenta de aquellos edificios de Manhattan, que evidentemente estuvo mal, muy mal, pero se deja en el tintero una cantidad ingente de hechos que han quedado en el olvido de la historia y que, sin duda, ennegrecen igualmente, o incluso más, a la Humanidad y a sus "responsables".



Ni que decir tiene que no estoy equiparando unas acciones violentas con otras, pero la lentitud de Europa ante la guerra de los Balcanes propició que allí se les fuera la mano con total desvergüenza. Como ocurrió con la Alemania nazi, que de no estar tan vapuleada, arrinconada y humillada como los aliados la dejaron tras la primera gran guerra, quizás no hubiera padecido una disgresión como la que llegó a llevar a un loco al poder a través de las propias urnas.



Y qué decir de Estados Unidos, por poner otro sencillo ejemplo... ¿Sin el cebo del hundimiento del Maine

o de Pearl Harbor hubiera entrado

en guerra como entró con España y Japón? ¡Habría que meditarlo!



Ya sabemos que la historia la escriben los vencedores pero, para mí, lo de Hiroshima y Nagasaki fue más terrorífico que lo del World Trade Center, y lo de Asia y África, ahora, más humillante.