Opinión

Solidaridad de salón

El cerebro humano es el órgano del cuerpo que más energía consume, por ello entiendo ahora porqué estamos tan orondos en occidente, y más cuando nuevamente una catástrofe ha movilizado nuestras hipócritas conciencias, y no a nuestro cómodo y lento caminar.

Viendo cómo se está uniendo el mundo con lo del terremoto de Haití, uno se sorprende gratamente al descubrir que la Solidaridad humana existe, y que es una fuerza infinita. Además, ese gesto nos brinda otro empuje especial que llega tras ella como la calma tras la tormenta: ¡Hay Esperanza! Y su especial adrenalina nos llena de una emoción grata e incontenida.

Pero todo es una ilusión...

¿Cuántas veces hemos padecido horrores y catástrofes de mil escalas y en mil formas diferentes y hemos tenido las mismas reacciones?

¿Cúanto durarán esta vez?

Las grandes gestas indolentes que ahora están dinamitando los telediarios con las acciones de innumerables organismos y entidades movilizadas, las aportaciones de millones de voluntarios que en el mundo -voluntariosamente inducidos por la publicidad de las ONGs- están aportando su granito de arena... ¿Hasta dónde llegarán?