Esta semana de Pleno municipal en Tudela, esa afrenta social en que estamos sumidos se repite en otro frente, esta vez por la reclamación -por parte de sindicatos y varios grupos municipales- de la reprobación del Concejal de Personal del Ayuntamiento, del PP para más señas, y, al margen de entrar en disquisiciones sobre si en esa "casa grande" UPN gestiona bien -o no- los recursos, da pena ver que colectivamente mucha gente, demasiada, todavía sigue sin querer enterarse de la situación económica real en que estamos sumidos.
A ver, el Ayuntamiento de Tudela es una de las empresas más grandes de la Ribera, con más de 300 empleados y en un momento en que los recursos descienden a toda velocidad, no se puede tolerar que los representantes sindicales locales estén a la gresca con el Consistorio reclamando, pidiendo, exigiendo y rascando permanentemente en pro de unos derechos que nadie discute ni cuestiona, pero que están más que alejados de la realidad de la prostituida calle y el raído bolsillo colectivo.
Todo lo demás, dimes y diretes en torno al "Jefe de Personal" municipal, sobra, porque es impresentable que estén planteando pleitos al Ayuntamiento por reducir empleos, cuestionando su gestión -que no les corresponde- y recriminando que se elimine lo que no se puede pagar.
Por otro lado, lanzarse contra el único Edil que en 4 ó 5 legislaturas ha tenido la fortaleza de plantarles cara, no dando por dar, no tiene nombre.
A Tudela le sale muy barato un Jefe de Personal de semejante "empresa" sobredimensionada, que en año y medio nos ha costado unos 900€, cuando de lo que se trata es de llamar a las cosas por su nombre, colocando las obligaciones de los trabajadores municipales a la altura de lo que muchos desearían siquiera tener, en la calle. ¡Que ya vale de tantos derechos y tan pocas obligaciones!
