Opinión

Satisfechos, pero no complacientes

Este año, la celebración del Día de Navarra viene acompañada por tres hitos importantes, a mi juicio, para la Comunidad Foral. El primero de ellos es el XXV aniversario del Amejoramiento de Fuero, el marco legal que, junto con la Constitución Española, son fruto del consenso mayoritario de los ciudadanos de Navarra y de España, y han procurado a nuestra nación, y en especial a Navarra, el mejor periodo de estabilidad y de progreso que se haya conseguido nunca en nuestra historia milenaria.

El magistrado del Tribunal Constitucional Manuel Aragón defendía hace escasas fechas en Pamplona, en el marco de unas jornadas organizadas por el Parlamento de Navarra, que el acceso de la Comunidad Foral a la autonomía mediante el Amejoramiento fue “constitucionalmente impecable”, lo que el presidente del Consejo de Estado, Francisco Rubio, corroboraba apuntando que “se puede considerar Navarra como modelo de España”.

El segundo hito importante es la actualización del Convenio Económico, el instrumento que establece la autonomía fiscal de Navarra, regula las relaciones económicas con el Estado y representa la solidaridad de la Comunidad Foral con el resto de los pueblos de España. A través de nuestra aportación a las cargas generales del Estado, los navarros contribuimos a las mejoras de España.

Y finalmente, otro motivo de celebración son los acuerdos alcanzados para avanzar en la ejecución de infraestructuras importantes para los ciudadanos navarros, pero de las que se benefician todos los españoles. Me estoy refiriendo sobre todo al Tren de Alta Velocidad, que atravesará la Ribera y conectará a sus habitantes con el resto de Comunidades. Navarra corría el riesgo de quedarse aislada, lo que le iba a acarrear graves consecuencias en el plano del desarrollo social, económico y turístico. No hay que olvidar que en Europa, en 2010, ya habrá más de 6.000 kilómetros de vías de alta velocidad.