Opinión

Republicanos, pero nabarros

El 14 de abril, efeméride de la instauración de la II república de España en el año 1931, todos los nacionalistas españoles defensores de los valores republicanos, engalanan con sus banderas tricolores sus diferentes balcones, fachadas, terrazas y ventanas, mostrando así su gran sentimiento republicano, pero ante todo su fuerte carácter nacionalista español. Particularmente esto no me llamaría la atención si lo realizaran dentro de las fronteras políticas y naturales de su estado, pero si lo hacen en la fracción territorial ilegalmente ocupada del sur del Pirineo, perteneciente correctamente al Estado de los nabarros, ya su alto nacionalismo español y de fuerte carácter republicano, se convierte en un agente colonialista más junto a los monárquicos nacionalistas españoles, contrarios a la dignidad y a la libertad del Pueblo Nabarro.

Todos estos agentes unidos, indudablemente colonialistas y nacionalistas españoles, atacan ferozmente las acciones desarrolladas en post de la soberanía o de la independencia de Nabarra dentro del amplio Movimiento Soberanista Nabarro, tanto a monárquicos como a republicanos, y de manera muy semejante a las labores realizadas contra este tema por los gobernantes españoles, tanto en la II república española, como durante la dictadura franquista o también en la actual monarquía parlamentaria. Incluso, repasando un poco el pasado podemos llegar a afirmar, que eso es debido a la naturaleza imperialista de España, ya que el origen del republicanismo moderno, surge tras la revolución vivida dentro el imperial reino francés en el año 1789, donde ya se puede comprobar dicha influencia desde el primer instante. En ellas vemos que son claras las intenciones continuadoras del imperio, por ello altamente colonialistas e impositoras, ante las numerosas, imaginativas y variadas maniobras políticas realizadas por los nabarros ante la draconiana I república de Francia. Claro ejemplo ello nos puede servir el observar tras la supresión por parte de la Asamblea Nacional Francesa del título de Rey de Nabarra (ilegítimamente en poder de la Casa de Bourbon desde el año 1620), llevadas a cabo por los patriotas nabarros, que incluso manejaron la posibilidad que constituirse en República aliada de Francia, eso si, con dos poderes independientes e iguales atribuciones, a pesar de su alto sentimiento monárquico por aquel entonces poseían, como bien nos indicó el difunto historiador Carlos Clavería:

“(…) Todos sus esfuerzos resultaron infructuosos ante unas instituciones revolucionarias que defendieron los derechos de los hombres, ignorando los derechos de los pueblos”.

Volviendo al sur del Pirineo, concretamente a la legislatura de la I república e España comprendida entre los años 1883 y 1884, Serafín Olave defendió sin éxito en las Cortes de España, un postulado que estaba subvencionado incluso por la Diputación de la Nabarra reducida ya una mera pro-vinci española. Este era que Nabarra constituyera uno de los estados de la República Federal de España. Además, ello estaba basado en una Constitución de Nabarra, donde nos indica muy claramente la importancia y centralidad de Nabarra a ciudadanos de otras comarcas antes nabarras, buscando la unidad necesaria para un futuro propio e independiente de la tutela impositiva, imperial y colonialista española.