Opinión

Reflexiones sobre educación

Últimamente se está dando la voz de alarma sobre la ineficacia del sistema educativo; no solamente en lo referente al currículum, sino también al incremento de la violencia en los centros escolares, especialmente en los públicos. Y, como consecuencia, son ya muchas las personas que responsabilizan de ello a la inmigración. Yo discrepo profundamente, por ser ésta una respuesta rápida y demasiado simple a algo de más calado.



Creo que el problemas radica en el resultado de erróneas medidas económicas, tanto nacionales como internacionales, tomadas por los gobiernos de los países llamados democráticos, todo ello sumado a la inoperancia de políticas educativas internas, como en el caso de España.



Todos sabemos que una política educativa de calidad es una inversión a largo plazo. Por eso a muchos políticos es un área que les deja indiferentes: no están dispuestos a abonar un campo que posteriormente cosechará otro. Sólo cuentan las siguientes elecciones. Y esto es, sencillamente, inaceptable.



Creo que ha llegado la hora de hacer una profunda reflexión. Es necesario anteponer la educación de nuestros niños y jóvenes a cuestiones políticas, en muchos casos de carácter meramente territorial. El fracaso escolar y la violencia en las aulas no es un tema baladí, puesto que la educación determina el devenir de la sociedad en general.



No podemos conformarnos simplemente por navegar estos “tiempos líquidos” que dice Baumann. Ciertamente es un gran problema, para el que es imprescindible una gran solución. Y ésta sólo puede comenzar abordando de una vez por todas las cuestiones de las competencias en materia educativa.



En mi opinión, es el Estado quien tiene el deber de asumir la responsabilidad y el control sobre la educación, hoy transferido a las Comunidades Autónomas. Puede y debe hacerse. Nada es irremediable, estamos a tiempo de corregir los errores, que nos sirven en muchos casos para mejorar el futuro.