Opinión

Propósito de enmienda

A estas fechas se las conoce por ser las más dadas a las promesas, a los propósitos, a los deseos, a marcarse objetivos, a ensoñar, en definitiva. A pensar en mejorar, que es, además de legítimo, necesario siempre para todos nosotros.



Todo hábito que ahora se inicie con tesón y constancia, en un mes es fácilmente interiorizable, hasta el punto que hará puntual al impuntual por puro hábito, o limpio al marrano, por deseosa inspiración.



Es este enero de la cuesta y las rebajas el mejor momento del calendario para salir al paso de uno mismo y sus carencias. Y creo firmemente que el ser humano es capaz no sólo de cambiar, si no de modificar profundamente sus vicios, rectificar sus errores, enmendar su destino, enfocar sus fines. ¡Decidirse al fin y al cabo!



Por ello, animo a todos nuestros lectores a que se miren un poco a sí mismos estos días y le pidan a esos reyes laicos que les traigan ánimo y el antojo de modificar hábitos. ¡Es posible! Por que todos somos capaces de mejorar ese nivel de inglés, de hacer ejercicio periódicamente o de cumplir promesas, si verazmente nos proponemos a nosotros mismos el hacerlo, ¡y hacerlo bien!



Cambiar por ello es necesario, porque no debemos perder la fe ni en uno mismo ni en este colectivo a veces tan estúpido que es la Humanidad... ¡Año nuevo, vida nueva! asegura el dicho. La metáfora y el refrán están en serenar el espíritu, poner orden a las ideas, y darle forma a todo.

¡Feliz 2011!