Opinión

Presos, gratos o no gratos

Han cumplido socialmente su culpa, ese parece ser uno de los únicos argumentos que les queda para intentar justificar lo injustificable, la culpa que les impusieron los tribunales, la culpa que los jueces sentenciaron.



Pero esa culpa, pregunto, tiene algo que ver con las victimas generadas, con el dolor sembrado, con el daño y las heridas que sufren otras personas que han quedado aquí y que echan de menos a los muertos.



Pueden ser declarados gratos en sus pueblos natales, o ser incluidos en una lista como personas “non gratas” por un pasado, que independiente de cómo haya trascurrido, es “pasado”.



Yo, de verdad, que entiendo más a unos que a otros. Entiendo más a los que han sufrido, que a los que provocan el sufrimiento; unos aluden a condicionamientos políticos, y otros sufren por pensar diferente. Unos tienen un pensamiento, quizás es la llamada “independentzia”, y otros, que no piensan así, son arrebatados de la vida y no podrán pensar. No tienen vida para pensar, no tiene pueblo donde ser gratos o no gratos cuando vuelvan.



Placas en las calles, a unos a título póstumo en reconocimiento de una muerte sin razón, y a otros si no se les ha llegado a colocar placas, que también, se les reconoce como vecinos heroicos por haber apretado el gatillo.



Después de unos años, muchos para unos, pocos para otros, algunos salen a la calle, abandonan la prisión, pero otros no salen de los cementerios; es patente la desigualdad y manifiesto el descontento, que resulta del todo comprensible e irritante, para los que tienen que compartir vida con el asesino de quien segó la de su ser querido.



Pero quizás, no esté aquí el debate, sino en una pregunta, tan cruel, que yo no me atrevo a contestar: ¿cuántos años de cárcel cuesta una vida?, ¿hay derecho a eliminar vidas humanas

en aras de ideas o ideologías?



No le den muchas vueltas, se trata de un dilema que sobrevive a la vida, y seguirá sobreviviendo. El valor de la vida se aprecia cuando se pierde, el valor de las ideas, es intangible si no se apoya en las vidas.