Opinión

Pocas luces

Ahora que la bombilla está siendo sustituida por lámparas fluorescentes CFL, halógenas, LEDs y otros artilugios, resulta agradable recordar a Thomas Alva Edison, que inventó y perfeccionó la maquina de escribir y la lámpara incandescente, de cuya patente llevan viviendo casi 129 años sus descendientes, y que decía que “la constancia es la clave del éxito” y “una experiencia nunca es un fracaso, pues viene a demostrar algo”, ya que reflexionar siguiendo su ejemplo, hace ver las pocas luces que ilustran nuestra vida moderna de ahora.

Resulta grato recordarlo porque con su ingenio logró iluminar fácilmente una ciudadanía que dependía de la vela, el candil y el gas y, a pesar de que el 90% de la energía que consume una lámpara se pierde en calor, dio a sus congéneres una luz reparadora, que alentó su época y fue todo un adelanto comparado con estos tiempos que corren en los que únicamente unos poco lúcidos pero bien relacionados “listos” son quienes prosperan, por aquello de la oportunidad mal entendida, mientras quienes arriesgan, ni alcanzan triunfos ni gloria alguna. El ingenio ya no sirve, sólo los padrinos...

Sólo hay que ver iluminados como Jon Sobrino, a quienes la luz cegadora de otro Dios todopoderoso y eterno acayan, postrando una vez más la Liberación al dogma. Porque digan lo que digan de la modernidad, es obvio que el siglo y el tiempo de las luces ya pasó. M.