La noticia, aunque no muy novedosa, nos llena de satisfacción en parte: Navarra ocupó en 2004 el primer lugar entre las comunidades españolas en cuanto a convergencia con la Unión Europea, antes de la última ampliación.
La Comunidad foral, asimismo, junto con Madrid, Aragón y La Rioja fueron las comunidades más próximas al pleno empleo entre 2000 y 2004, con una tasa de paro “de equilibrio” próxima al 5%. En el caso de Navarra, la tasa recogida en el estudio es del 5,5%. Hasta aquí, la situación no sólo de Navarra sino de otras nueve provincias españolas que, en su caso, sí disfrutan ya del “pleno empleo”, parece idílica, pero cuando se aportan estos datos estadísticos globales no se hace referencia casi nunca a que existen diferencias notables entre el paro existente entre las mujeres y el de los hombres, y ahí nuestro pesar.
Éstos últimos -los hombres- son los que contribuyen decididamente a disminuir los índices de desempleo. Así, de 21 provincias con pleno empleo masculino, ninguna de ellas posee menos del 5% de paro femenino. Las mujeres en ninguna provincia se encuentran en situación de pleno empleo, y así las cosas, este término cuasi eufemístico, al parecer es sólo cosa de hombres.
