Opinión

Paseo del Prado

Tanto si usted vive en Tudela como si la visita, convendrá conmigo en que el Paseo del Prado puede ser uno de los entornos más agradables para pasear en nuestra ciudad. Acompaña al río Ebro a su paso por la ciudad en cuyo corazón podemos evadirnos del ruido cotidiano. Sin embargo, al inoportuno y recientemente implantado hormigón y a la suciedad de las orillas, hay que añadirle que basta con que caiga un pequeño chaparrón para que el centro sea impracticable; al parecer, en el proyecto, según dicen no hubo la previsión necesaria para desaguar la lluvia. Y, a pesar de que personalmente he llevado el tema a la Junta de Gobierno, también al parecer, no se arregla.

Por si no fuese suficiente con tal desatención, les comento que el Ayuntamiento rotuló con su nombre el paseo tras su remodelación. De esta manera, cuando nos acercamos a las vías del tren, podía leerse “Paseo del Prado”. Pero no pudo hacerse por mucho tiempo. La “o” de Paseo no tardó en desaparecer. La reclamación para que volviera a ponerse vino de la mano de mi querido compañero Jose Mary Lacarra que falleció sin ver satisfecha su demanda. Ya en esta legislatura volví a plantear el tema. En Junta de Gobierno, la concejala de urbanismo me aseguró rotundamente que el asunto estaba solucionado y que se pondría como tarde en 15 días porque se iba a encargar personalmente del asunto. El plazo ha cumplido muy sobradamente para cuando escribo estas líneas. Da la impresión de que el gobierno municipal del Ayuntamiento tudelano pasa del Prado e invita a hacer lo propio. Si incumplen la palabra dada en Junta de Gobierno a una concejala, ¿qué harán con los demás? Si con un tema tan fácil de resolver actúan así, ¿cómo será en el resto? Inspección y mantenimiento del estado de aceras, calles, parques y jardines, brilla por su ausencia en Tudela, ¡que pena!