Poco a poco, las cloacas de la realidad van poniendo a cada cual en su sitio. Por un lado, el sacro santo equipo Foral, Osasuna, está dejando un rastro impresentable de dejadez, corrupción y torticera manipulación, después de haberse intentado convertir en uno de los tótem de la comunidad frente a la opresión invasora.
Del mismo modo, la Federación Internacional de Fútbol, o FIFA, está promoviendo en Brasil un Mundial de Fútbol ajeno a toda racionalidad, deportiva y económica, alejando de toda dignidad y sentido común un negocio de masas que bien podría servir de ejemplo de desarrollo en lugar de ser la mayor de las estafas y corruptelas.
