Opinión

OBAMA, ILUSION: 1, SOLUCIONES: X

La bienvenida con que se está recibiendo a Obama en todo el mundo con ocasión de su acceso a la presidencia de los Estados unidos de América pone de manifiesto la necesidad que la comunidad internacional tiene en estos momentos de crisis estructural y global de una ilusión. La sociedad necesita símbolos alternativos, que demuestren la posibilidad de respuestas y salidas a los desastres financieros, económicos y políticos, a los que nos han conducido las políticas neocapitalistas.

Obama ha aportado ilusión. Obama ha provocado ya un estado de ánimo diferente del que había hace unos meses en la comunidad internacional y eso es muy positivo. Además de la novedad objetiva, tantas veces puesta de manifiesto de tratarse del primer presidente afro-americano de los Estados Unidos, en la personalidad de Obama concurren muchos otros elementos muy dignos de consideración; así su capacidad de comunicación es muy novedosa y se apoya no sólo en sus discursos, llenos de lógica y desarrollados con técnica y lenguaje muy hábil, sino también sus gestos simbólicos, llenos de acierto en tantas ocasiones.

Contrasta la innovación instaurada por Obama en sus iniciativas con la ramplonería del propio Zapatero, que para una vez que acude en Washington a una reunión con Bush es para la patética “refundación del capitalismo”, o cuando hace campaña electoral, olvidándose del 35% menos agraciado de la población con sus 400 euros, etc.

La importancia de la ilusión es muy grande, pues no en vano se define a la falta de confianza como uno de los elementos desencadenantes de la crisis. Pero la crisis económica y social, en la que actualmente está inmersa la sociedad no es solamente una crisis de confianza, igual que tampoco es sólo una crisis financiera, ni es sólo una crisis de producción, ni es sólo una crisis comercial. Se trata de una crisis estructural y de modelo económico, para cuya solución no basta ni es suficiente la restauración de la confianza, sino que se precisan profundas transformaciones estructurales.

En este sentido los mensajes de Obama son deficientes. Ciertamente ha ilusionado incluso a los pensadores de izquierda, pero no ha efectuado la propuesta esencial para la sociedad americana de introducir en los servicios públicos de bienestar, -sanidad, educación, servicios sociales, cultura- a los más de 50 millones de norteamericanos que carecen de ellos.

Por otro lado, las propuestas económicas, que hasta ahora está efectuando Obama son muy poco audaces, cuando no preocupantes. Así, por ejemplo, en cuanto a los problemas de los grandes imperios automovilísticos yanquis ha manifestado de forma repetida su intención de inyectar liquidez desde la Reserva Federal, lo que puede suponer un dumping y riesgo de competencia desleal con las marcas europeas y asiáticas. Tampoco ha formulado propuestas conocidas con respecto a los agentes financieros, sino que dio su apoyo a los planes de rescate promovidos por Bush, sin cuestionarse por lo tanto la modificación de las estructuras financieras. En suma, aún muchas incógnitas, que indican que puede ser excesivo el entusiasmo de muchos políticos y pensadores de izquierda.