Opinión

Nos intentan adoctrinar

Desde que Zapatero descubrió a Philip Pettit -y aplicó el republicanismo cívico de éste- la verdad es que no para. Después de llamar matrimonio a las uniones de idéntico sexo, de la Educación para la Ciudadanía, de la Alianza de Civiliza-ciones, ahora nos ofrece nuevos derechos, con una nueva visión laicista de la eutanasia, con más aborto, y una revisión de la libertad religiosa. Derechos todos, que no hemos reivindicado la mayoría de la gente.

Siempre una parte de ciudadanos –muchos son de los agradecidos, que viven del Presupuesto- se adhieren rápidamente a lo propuesto desde el poder, apostando por el rol, de considerarse auténticos hombres y mujeres modernos, con una visión progresista de la vida, y con una autoestima cada vez más elevada. Apoyan que el Estado -con los impuestos de todos- fomente la Alianza de Civilizaciones, sea mecenas de la cúpula suiza de Barceló y mantenga una línea caliente de ayuda estatal –con escaso control- al tercer mundo. Estos ciudadanos, nunca habían vivido tan bien, ni nunca se habían sentido tan buenos. Comentan con espanto que ¡cómo ha sido posible! soportar hasta la fecha, a tanto facha, a tanto santurrón, que con la matraca de ayudar a los demás, han mantenido a la Iglesia Católica en una situación de privilegio. Ellos ¡por fin! tienen una alternativa, laica.

Coincidiendo con el 60º aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, los quieren ampliar, olvidando, que de los casi doscientos estados miembros de Naciones Unidas, claramente no pasan de una treintena los que aceptan en sus legislaciones y respetan en la práctica lo sustancial de tal Declaración.

No siempre lo que es aceptado socialmente en un momento histórico, es garantía de ser correcto, ya que a lo largo de la Historia hemos visto cómo se aceptaba como la cosa más normal ¡la esclavitud! (hasta la guerra civil americana de 1861). En España si bien se anuló con la constitución de 1812, en la Cuba española no se abolió hasta 1880. La tortura en Europa se utilizó como instrumento para obtener información a los detenidos hasta 1789, y aún hoy la tortura goza, por desgracia, de buena salud en multitud de países, sobre todo en los de tradición islámica.