Opinión

No nacimos ayer

En las pasadas elecciones europeas, no se abordaron correctamente las distintas concepciones en temas de valores. Los socialistas apoyaron su supuesta superioridad moral, con mensajes emocionales: en videos maliciosos, en el cambio climático, en la extensión de derechos, en un pacifismo interesado, en él dialogo multicultural. Toda una ofensiva en regla, enmarcada en un laicismo rampante. Ellos han renunciado a cambiar el modo de producción capitalista, para centrarse en ser hegemónicos en las ideas, utilizan un nuevo discurso que pretende alcanzar la mayoría cultural. En ello, se emplearon a fondo: con la Pajín en pleno arrebato planetario, y su éxtasis pro Obama & Zapatero. Con Zerolo y sus nuevos bautizos civiles, en ese intento -de vieja inspiración masónica- en favor de una religión laica. Y por último con una tergiversadora utilización mediática, de la corrupción del PP.

El Gobierno de ZP en plena ofensiva, ofrece un nuevo modelo social, basado en el hedonismo, y en laminar, en lo posible, la dimensión espiritual del hombre. Pretende ridiculizar todo lo que suene a antiguo, a católico, a los valores morales tradicionales. Desconoce que la `traditio´ significa, transmisión del saber de una generación a otra. Desde su nueva ortodoxia, han demonizado a Mayor Oreja, llamándole: neoconservador, tradicional, ultra católico, por su apoyo a familia heterosexual, y no aceptar el aborto como derecho. Mayor no se asustó, y supo mantener su discurso, sin complejos, y al final ha recogido 600 mil votos más que PSOE.

Muchos pensábamos que la derrota del fascismo y del comunismo, supondría el alejamiento definitivo, de que alguien volviese a postular las utopías de un hombre nuevo, de una nueva sociedad en la tierra. Nadie en su sano juicio, después de las catástrofes sufridas en el siglo XX, hubiera apostado por nuevos intentos de ingeniería social ¡pero no! Nos equivocamos. La nueva izquierda española sigue intentando ofrecer un mundo nuevo, pero me temo que fuera de la ¡hora de la historia! en este momento de atroz crisis económica. Olvidan, que siempre tendremos una deuda con nuestros ancestros, ya que ellos nos legaron la actual civilización, y también nosotros tenemos una obligación con las generaciones venideras.

Desde el siglo XVIII, nuestras sociedades son complejas y diversas, pero ello no debilita el tejido social, sino que lo fortalece. Todo intento por uniformar e igualar, tanto las ideas como las personas, ni son posibles, ni son convenientes, ya que entorpecerían el vigor y las libertades de la sociedad moderna. No olvidemos que estas sociedades occidentales, están cimentadas en el apoyo: al valor de la vida, a la familia heterosexual, e históricamente asentadas en una educación solvente. Los buenos resultados del bloque conservador al parlamento europeo son elocuentes, dejando a nuestros intrépidos socialistas, bastante mas solos de lo que sospechaban en Europa. Su camino alocado, en su nueva carrera de modernidad, es contrario a toda razón.