Si hace falta que los ciudadanos se manifiesten contra el polígono de tiro, el momento actual es el más adecuado. La rotundidad de las palabras de la ministra Carme Chacón fueron claras y rotundas: el Ministerio de Defensa necesita las tierras de Bardenas para que los aviones sigan entrenando. Parece que no hay nada que hacer, pero es legítimo que los ciudadanos puedan, al menos, expresarse en contra de los efectos negativos que produce tener esta instalación militar tan cerca, y que ya repudiaron en los años 80 otras zonas de España, como Anchuras o Cabañeros. Allí la oposición popular fue muy importante.
El Manifiesto Popular por el Desmantelamiento del Polígono ha realizado un llamamiento institucional a la movilización por la no renovación del contrato de arrendamiento. Este colectivo pretende que sea el alcalde de Tudela, Luis Casado, quien lidere la convocatoria, pero hasta la fecha el edil no ha dado ninguna respuesta. El clamor ciudadano contra el campo de tiro está en la calle y necesita del empuje de los alcaldes, no sólo de Tudela, sino de todas las localidades riberas. El polígono no debería ser una cuestión con tinte político. Si se defiende bajo una sola bandera, la respuesta ciudadana será escasa.
